Iñaki, un bilbaíno de viaje en Japón, se compra un par de gafas de tecnología punta que permiten ver desnuda a la gente.
Se las pone y ve pasar a una y a otra.
Todas desnudas. estaba encantado.
Se las pone, desnudas.
Se las quita, vestidas.
Se las pone, desnudas.
Se las quita, vestidas.
¡Por Dios, que maravilla!
Incluso adelanta el viaje de vuelta a casa para enseñarle a su mujer la novedad.
En el avión, se siente enloquecido viendo a las azafatas en pelota picada.
Se las pone, desnudas.
Se las quita, vestidas.
Se las pone, desnudas.
Se las quita, vestidas.
Cuando llega a casa, y antes de abrir la puerta, se coloca las supergafas, para ver desnuda a su Nekane.
Abre la puerta y allí está ella, su querida esposa, con Jokin, su mejor amigo.
En el sofá. ¡desnudos!
Se quita las gafas, desnudos.
Se pone las gafas, desnudos.
Se las quita... desnudos.
Se las vuelve a poner... desnudos.
Y no puede evitar un grito desgarrador:
¡Me cago en la hostia!.
¡¡¡Nuevas y ya no funcionan!
!!putos chinos!!!!
Con TapaToó
Se abre el telón :
Aparecen 13 caballos
Se cierra el telón :
Se vuelve a abrir el telón y ya no hay ningún caballo
- ¿Cómo se llama la película?
- El hombre que sus rubaba los caballos
-¿Sabes quién era Mao?
-Hombre pues claro
-Pues se ha muerto
-Qué putada, con la buena cerveza que hacía!!!
Un hombre ciego entra en un "bar de chicas" por equivocación. Se las apaña para llegar hasta la barra y pide una copa, y tras estar un rato sentado en la tabureta le grita al camarero:
- Eh, tú, te gustaría oír un buen chiste de rubias?
Inmediatamente se hace un silencio total en el bar y con una grave, profunda y áspera voz, la mujer que esta sentada junto a el le dice:
- Antes de que cuente ese chiste, señor, y en atención a su minusvalía física que le impide ver, creo que lo justo es que le advierta de cinco cosillas: - Que la camarera es rubia. Que el portero del bar es una mujer rubia. Que yo mido un metro ochenta, peso 80 kilos, soy cinturón negro de kárate y tengo el pelo rubio. Que la mujer que esta conmigo es levantadora de pesas y es rubia; y que la dama que esta sentada al otro lado de usted es una luchadora profesional y también es rubia. Y ahora que sabe eso, piénselo cuidadosamente. ¿De verdad todavía quiere contar ese chiste?
El ciego piensa durante un par de segundos, menea la cabeza y contesta:
- Naaa... Pues no lo cuento....Paso de tener que explicarlo cinco veces!
Un saludo