campistasdelnorte
timid@
Tras casi quince años de mi anterior época campista con todo tipo de trastos, he decidido retomarlo desde la base, con una flamante tienda de campaña con ciertas comodidades. Estamos preparando nuestra primera salida dentro de unos días y poco a poco me voy familiarizando con nuevas tendencias, nuevos campings, otros campings desaparecidos y todas las novedades que todos estos años ha habido.
Y trasteando en las páginas web, estoy viendo con asombro una tendencia que, francamente, me gusta muy poco. En los años noventa y los dos mil, salvo en lugares determinados y en el cogollo del verano, el encanto del camping se basaba, al menos en mi caso, en la improvisación y la libertad de movimientos. Pero veo que eso se va acotando.
Hemos contactado por teléfono con un camping ya que solicita reserva previa. Les pregunté que, dado que la ruta a seguir y las fechas no son exactas, si habría problema de ocupación para mediados de septiembre y tres o cuatro noches entre semana. La contestación, cortante y poco amable, fue que sin reserva no podremos entrar al camping. Cada cual que maneje su negocio comoquiera, pero yo pensaba que la itinerancia sería aún un poco respetada. Es un camping en los alrededores d Madrid que ahora regenta una empresa que se dedica por toda Europa a destrozar camping preciosos para convertirlos en una masa de bungalows con parque acuático (el cual pagas con la tarifa aunque el cuerpo y la edad ya no te permitan disfrutarlo). Y veo que es tendencia lo de las cabañas y la majadería del "glamping". He visitado virtualmente muchos más y lo de las reservas parece una constante. Ya, como nos hayan jodido los deliciosos campings municipales franceses, dimito.
Espero que vosotros, más actualizados que nosotros, oxidados por el tiempo, nos digáis que si esto que escribo tiene sentido o es una falsa percepción. ¿Se ha perdido el espíritu itinerante?
Y trasteando en las páginas web, estoy viendo con asombro una tendencia que, francamente, me gusta muy poco. En los años noventa y los dos mil, salvo en lugares determinados y en el cogollo del verano, el encanto del camping se basaba, al menos en mi caso, en la improvisación y la libertad de movimientos. Pero veo que eso se va acotando.
Hemos contactado por teléfono con un camping ya que solicita reserva previa. Les pregunté que, dado que la ruta a seguir y las fechas no son exactas, si habría problema de ocupación para mediados de septiembre y tres o cuatro noches entre semana. La contestación, cortante y poco amable, fue que sin reserva no podremos entrar al camping. Cada cual que maneje su negocio comoquiera, pero yo pensaba que la itinerancia sería aún un poco respetada. Es un camping en los alrededores d Madrid que ahora regenta una empresa que se dedica por toda Europa a destrozar camping preciosos para convertirlos en una masa de bungalows con parque acuático (el cual pagas con la tarifa aunque el cuerpo y la edad ya no te permitan disfrutarlo). Y veo que es tendencia lo de las cabañas y la majadería del "glamping". He visitado virtualmente muchos más y lo de las reservas parece una constante. Ya, como nos hayan jodido los deliciosos campings municipales franceses, dimito.
Espero que vosotros, más actualizados que nosotros, oxidados por el tiempo, nos digáis que si esto que escribo tiene sentido o es una falsa percepción. ¿Se ha perdido el espíritu itinerante?