... yo siempre digo que el campista nace cuando se cuelga su primera mochila con el almuerzo, y con las 4 cosas necesarias para salir de su rutina, e ir en busca de un trocito de libertad.
... y el auténtico campista muere con la mochila y las botas puestas. Da igual los "elementos" que vayamos teniendo y consumiendo a lo largo de la vida para "ejercer". Da igual que por cualquier circunstancia vendamos éste o aquél elemento de acampada. No hay valor sentimental en las CVs, o en las Autos ... El valor sentimental está en nosotros, y permanece al 100% con nosotros cuando nos deshacemos de esa "cosa material", a la que NOSOTROS les hemos dado vidilla ... y no al revés.
Así que Coco ... bye bye bambina ... y punto pelota. Que pase el siguiente! ... me da igual que sea un autobús de 2 pisos, o una cantimplora del Decathlon. Lo importante es mantener la ilusión para darle caña a nuestro elemento campísta, sea éste el que sea ... y salir una vez más a buscar nuestro trocito de libertad.
Recuerdos:
Una de nuestras historias más "sabrosas" es la de cuando íbamos de acampada libre a las Dunas de la Playa Grande en Miño-A coruña. Con mis 5 hermanos y los "jefes" en una tienda familiar de algodón, pasábamos allí 1 mes en verano. Éramos bastante pobretones, puedo asegurar que quizás los más de todos los que acampaban por allí. Teníamos una pinta!!
... el otro día oí en la radio una noticia sobre la pobreza infantil, y sobre los indicadores que se emplean hoy en día para evaluar si un niño está en situación de pobreza. Me dije ... La leche!! ... si están hablando de mi y de mis hermanos!!


... y nunca fuimos tan felices. La cuestión es que ahora esos indicadores te dejan prácticamente marginado de la sociedad moderna, y en aquél entonces afortunadamente no del todo.
... Pues a pesar de ser los más "parias" del lugar, a menudo nuestra tienda era el foco de atracción para que mucha gente de otras tiendas y caravanas vinieran a chuparse los dedos (literalmente) con el humilde manjar que mi madre preparaba un día si y otro también al anochecer ... "liscos a o espeto".
De Lugo traíamos las varas de avellano y las pancetas enteras del matadero de cerdos en el que trabaja mi madre, y en Puentedeume mi padre compraba unos inmensos y exquisitos panes de "broa" (boroña de maíz). hacíamos una hoguera en las dunas (se podía) y mi madre cortaba los panes y las pancetas en "liscos" (láminas). Había para todo aquél que se acercara, conocido o no, y así iba apareciendo la bebida y otras cosas para comer. Era un poco como la versión galega de los malvadiscos. Se trataba de pinchar el lisco de panceta en la vara de avellano y ponerla al "espeto" ... empezaba enseguida a gotear la grasilla, y entonces se retiraba y se dejaba gotear en la rebanada de broa. Otra vez adentro y así hasta que estuviera lista ... que ricos! ... éramos muy chiquillos, y a nosotros nos hacía una ilusión tremenda ser los "anfitriones" de aquellas movidas.
Un saludo