Cocodrilo feliz
hablador
... SER VIEJO!
Mi padre murió a los 83 años y mi madre 5 años después, cuando tenía 75, atropellada por un coche que conducía (casualidades del destino) la esposa de un amigo. Tengo un hijo y una hija que ya superaron los 55, y tres nietos, la menor con 27 años. Tengo fotografías de todos, y las últimas de mis padres se las hice cuando tenían 80 y 70, respectivamente. Miro las fotos y luego otra de mi esposa (también fallecida) y mía, la última juntos, que tendríamos 81 años. También tengo colgadas de la pared fotos de cuando éramos novios (24 años) y de las primeras acampadas (25 años). En las primeras no consigo encajar el hecho de que soy más más viejo que mis padres y en las segundas que éramos más jóvenes que nuestros nietos. Una fotografía detiene la imagen de un momento de la vida, pero no detiene el tiempo. Cada persona somos una imagen y un gesto, una forma de hablar, una forma de mirar o de reír o de estornudar, que nos acompaña de por vida.
Vivo, creo, dentro de la normalidad cotidiana haciendo lo que hace cualquier otro jubilado, y sé que además de viejo, soy anciano. A mi padre, supongo que como todos, lo he querido y lo he respetado, pero sobre todo, lo he admirado. Siempre estuvo vinculado a la función pública y me inculcó desde niño una determinada filosofía de vida basada en el respeto al orden y al derecho. No fumaba, ni bebía alcohol, ni jugaba a los naipes. Yo tampoco. Al ser el último de los hijos del segundo matrimonio la diferencia de edad con él era tal que nunca he podido ser, además de hijo, amigo. Era ese hombro en el que, en caso de necesidad, apoyarse, aunque nunca llegué a necesitarlo pero sabía que estaba allí.
Si en la actualidad soy un viejo más viejo de lo que llegó a ser mi padre… si me considero integrado en la vida cotidiana, si soy autosuficiente para mantener en orden mi hogar… ¿por qué siempre pensé que mi padre (y mi madre) eran viejos que por su edad estaban fuera de la circulación? ¿Por qué pensaba que ellos ya no se enteraban o no tenían interés, de lo que ocurría a su alrededor? Esa es la cuestión: dentro de mis reflexiones llego a la conclusión de que es casi imposible que entre generaciones aquellos que ahora están por encima del ecuador de sus vidas (50 años es el umbral de la vejez), tengan conciencia de que los viejos, los ancianos, sí somos conocedores de lo que ocurre a nuestro alrededor, y, sobre todo, con los medios audiovisuales que nos apabullan. Igual da que sea la Pantoja, la Olvido o la Esteban; o el Maruenda y el Inda; o el Iglesias, el Rajoy, el Sánchez o el Rivera. Y del deporte ya ni cuento. Con la particularidad de que en aquellos tiempos, la censura estaba vigente y la libertad de expresión no existía.
Soy, posiblemente, el usuario de mayor edad de este foro. Jamás utilizo lenguaje ofensivo para terceros y siempre trato de llamarle a las cosas por su nombre pues nunca he sido ni lameculos ni hipócrita. Pero también tengo el extraño mérito de ser al único que en este foro se le ha llamado la atención públicamente.
Por ejemplo, esta frase es reciente y parece que nadie se ha molestado:
“Mucho an tardado los secuaces de Hidalgo en salir, si no sois vosotros mismos..con 9mensajes...pues venga lo próximo que te digan que pongas lo pones.”
¿Secuaces de Hidalgo? Esto lo escribe un usuario que se ha registrado recientemente, exclusivamente para desacreditar a una empresa del ramo del campismo. Y el “webmáster” no le ha llamado la atención por el insulto directo a quienes discrepan de tanto empeño en el descrédito, como ha hecho en mi caso. ¿Qué hubiese ocurrido si esa empresa fuese anunciante de “Webcampista”?
Lamento ser tan extenso pero es lo que hay. Me voy, y echaré de menos a algunos que conozco en persona, Atila, Paloma, Sevilla, Almogávar… y a otros que desconozco pero me encanta leer sus intervenciones, como Seni, Melilla, Forever, Khan_tauri, El Legía, Latumbadehuma, Volusia… y varios (y varias) más que dan nivel a este foro, seguro que el de mayor éxito del campismo español. Los viejos tenemos el problema de que ya no le debemos nada a nadie, y al pan le decimos pan, y al vino, vino. Y no somos “secuaces” de nadie señor “webmáster”.
Mi padre murió a los 83 años y mi madre 5 años después, cuando tenía 75, atropellada por un coche que conducía (casualidades del destino) la esposa de un amigo. Tengo un hijo y una hija que ya superaron los 55, y tres nietos, la menor con 27 años. Tengo fotografías de todos, y las últimas de mis padres se las hice cuando tenían 80 y 70, respectivamente. Miro las fotos y luego otra de mi esposa (también fallecida) y mía, la última juntos, que tendríamos 81 años. También tengo colgadas de la pared fotos de cuando éramos novios (24 años) y de las primeras acampadas (25 años). En las primeras no consigo encajar el hecho de que soy más más viejo que mis padres y en las segundas que éramos más jóvenes que nuestros nietos. Una fotografía detiene la imagen de un momento de la vida, pero no detiene el tiempo. Cada persona somos una imagen y un gesto, una forma de hablar, una forma de mirar o de reír o de estornudar, que nos acompaña de por vida.
Vivo, creo, dentro de la normalidad cotidiana haciendo lo que hace cualquier otro jubilado, y sé que además de viejo, soy anciano. A mi padre, supongo que como todos, lo he querido y lo he respetado, pero sobre todo, lo he admirado. Siempre estuvo vinculado a la función pública y me inculcó desde niño una determinada filosofía de vida basada en el respeto al orden y al derecho. No fumaba, ni bebía alcohol, ni jugaba a los naipes. Yo tampoco. Al ser el último de los hijos del segundo matrimonio la diferencia de edad con él era tal que nunca he podido ser, además de hijo, amigo. Era ese hombro en el que, en caso de necesidad, apoyarse, aunque nunca llegué a necesitarlo pero sabía que estaba allí.
Si en la actualidad soy un viejo más viejo de lo que llegó a ser mi padre… si me considero integrado en la vida cotidiana, si soy autosuficiente para mantener en orden mi hogar… ¿por qué siempre pensé que mi padre (y mi madre) eran viejos que por su edad estaban fuera de la circulación? ¿Por qué pensaba que ellos ya no se enteraban o no tenían interés, de lo que ocurría a su alrededor? Esa es la cuestión: dentro de mis reflexiones llego a la conclusión de que es casi imposible que entre generaciones aquellos que ahora están por encima del ecuador de sus vidas (50 años es el umbral de la vejez), tengan conciencia de que los viejos, los ancianos, sí somos conocedores de lo que ocurre a nuestro alrededor, y, sobre todo, con los medios audiovisuales que nos apabullan. Igual da que sea la Pantoja, la Olvido o la Esteban; o el Maruenda y el Inda; o el Iglesias, el Rajoy, el Sánchez o el Rivera. Y del deporte ya ni cuento. Con la particularidad de que en aquellos tiempos, la censura estaba vigente y la libertad de expresión no existía.
Soy, posiblemente, el usuario de mayor edad de este foro. Jamás utilizo lenguaje ofensivo para terceros y siempre trato de llamarle a las cosas por su nombre pues nunca he sido ni lameculos ni hipócrita. Pero también tengo el extraño mérito de ser al único que en este foro se le ha llamado la atención públicamente.
Por ejemplo, esta frase es reciente y parece que nadie se ha molestado:
“Mucho an tardado los secuaces de Hidalgo en salir, si no sois vosotros mismos..con 9mensajes...pues venga lo próximo que te digan que pongas lo pones.”
¿Secuaces de Hidalgo? Esto lo escribe un usuario que se ha registrado recientemente, exclusivamente para desacreditar a una empresa del ramo del campismo. Y el “webmáster” no le ha llamado la atención por el insulto directo a quienes discrepan de tanto empeño en el descrédito, como ha hecho en mi caso. ¿Qué hubiese ocurrido si esa empresa fuese anunciante de “Webcampista”?
Lamento ser tan extenso pero es lo que hay. Me voy, y echaré de menos a algunos que conozco en persona, Atila, Paloma, Sevilla, Almogávar… y a otros que desconozco pero me encanta leer sus intervenciones, como Seni, Melilla, Forever, Khan_tauri, El Legía, Latumbadehuma, Volusia… y varios (y varias) más que dan nivel a este foro, seguro que el de mayor éxito del campismo español. Los viejos tenemos el problema de que ya no le debemos nada a nadie, y al pan le decimos pan, y al vino, vino. Y no somos “secuaces” de nadie señor “webmáster”.