Castro El Raso de Candeleda o Freillo
Situado cerca de la localidad de Candeleda, data de los siglos V al I a.c. Su superficie es de unas 20Has., y contaba con alrededor de 300 casas y una población de 1.500 habitantes, aproximadamente.
Probablemente el más completo de los yacimientos conocidos de la edad del Hierro en Avila.Se conservan restos de la Edad del Bronce, elementos de la Primera Edad del Hierro (Raso I),y una necropolis de la Segunda Edad del Hierro (Raso II).
Ademas de la necropolis podemos observar un recinto fortificado de gran extension (Raso III) y un santuario dedicado a un dios indigena que tiene su continuacion como ermita dedicada primero a San Juan y luego a San Bernardo en tiempos cristianos.
El yacimiento se encuentra en las estribaciones meridionales del Macizo Central de Gredos,junto al Valle del Tietar, a pocos kilometros de Candeleda. Al estar situado junto al pico Almanzor (2592 m.) protege la zona de los vientos frios del norte y le proporciona a lo largo del año una agradable temperatura ,agua y unos pastos de gran riqueza.
Lo rodea una muralla de unos 1800 m. de longitud y 2 o 3 m. de anchura media, reforzada con torres en su parte frontal.
Todo el recinto intramuros parece hallarse lleno de construcciones, se observan restos de muros por doquier.
Todas las casas mantienen el mismo sistema constructivo: muros de tapial sobre zócalos de mampostería cogida con barro, en ocasiones la mampostería se sustituye o complementa con la roca de la base, trabajada de manera conveniente para adaptarse a los muros.
Mampostería y tapial estuvieron revestidos con una capa de enlucido que los cubría por completo y los ocultaba a la vista, homogeneizando el aspecto exterior de los muros. No hay evidencias de que ocurriera lo mismo con las fachadas, pero es de suponer que sí.
La mayor parte de ellas aparece protegida por un porche o zaguán que aparece en casi todas las casas.
Quienes vivían en poblados abiertos los fortifican y los que ya están fortificados amplían o mejoran sus defensas. Todos parecen intuir que les esperan unos años de guerra en los que se decidirá no solo la independencia que han mantenido hasta ahora sino el ser o no ser como pueblo.
Son muy escasas las piezas de oro que han llegado hasta nosotros. Se trata siempre de objetos de adorno personal y en su mayor parte producto de hallazgos casuales.
Así sucedió durante la realización de las labores del campo se hallaron tres torques de oro de los que solo se conservan dos ejemplares en una colección particular.