No es por meterme en todas las conversaciones, jeje, pero es que al leer la Puebla del Salvador y hablar de Campillos, no os voy a decir que los conozca, pero en cierta ocasión, aún sin navegador y a base de mapa malo, se nos ocurrió ir expresamente a visitar Villar del Humo, por eso me suenan los nombres.
Os preguntareis porqué se nos ocurrió tal cosa, os cuento. Resulta que cuando mi suegra hablaba de trastados de funcionarios o se refería a algún sitio que fuera un latazo por lo lejano o inaccesible que pudiera estar, decía, -eso y que te manden a Villar del Humo-. Una vez le pregunté y me contó una historia. Ella era madrileña, como toda su familia. A una tia suya, maestra y soltera, (estamos hablando de muy a principios del siglo XX), le tocó trabajar en ese pueblo de Cuenca y claro en la época fué toda una expedición digna de una historia de aventuras. Fué tan sonado aquel destino que la frase se quedó en la familia para la posteridad hasta el punto, que tuve la necesidad de ir a visitar el pueblo. Esta vez desde Cuenca y en coche podría haber sido más fácil, pero no, aún en el año 98, seguía con tramos de carretera terriza y con cortes, porque parecía que al fin, la iban a comunicar en condiciones.
Mi suegro, al que no llegué a conocer, nació en Alcocer (Guadalajara), pero el resto de su hermanos, que fueron unos cuantos, nacieron donde vivieron en Buendía (Cuenca), que estaba muy cerca, imagino que sobre todo hasta antes de inundarlo todo con el pantano...