Es evidente que este post y casi todos los que tratan temática similar encierran exactamente el mismo dilema: hay propietarios de perros que situan su propia comodidad por delante de la de los demás. Sencillamente.
Podemos dar todas las vueltas que queramos y disfrazarlo como sea, pero al final es "para mi es más cómodo entrar con mi perro a todas partes que no entrar o dejarlo en la puerta". Y si para defender esa su comodidad, hay que negar lo que sea, ruidos, olores, ladridos, pipis y cacas, alergias, enfermedades, pelos, ascos, babas, pezuñas, pulgas o miedos, se hace. Como si tengo que decir que el perro tiene el graduado escolar. Y si hay que comparar a los perros con niños, o enfermos, o con lo que sea, también se hace. Cualquier cosa cuyo resultado sea que yo tengo derecho a entrar con mi perro y al que le moleste que se vaya. Faltaría más.
Y el argumento es irrebatible: a mi no molesta mi perro, ni me huele a nada, ni me da asco ni miedo ni alergia, y hasta lo meto en mi cama. Así que no admito que pueda despertar esos sentimientos en otras personas. Mi perro no.
Dueños de perro ejemplares, con tanta lealtad a su comodidad que me recuerdan a los propios perros.