Claro pero si ante un accidente no te agachas a mirar porque "no ha habido sangre", nunca descubrirás que los latiguillos de freno estaban cizallados. Por eso "hay que agacharse a mirar".
Traducido: no debes decir "en el caso de la rueda no cabe hacer nada más", porque si cabe hacer una cosa: investigar en lugar de prejuzgar los hechos. Si no investigas, si "no te agachas a mirar", no averiguas. Hasta donde yo creo, la labor del policía es la investigación. Y creo que los hechos merecen investigarse tomando las declaraciones correspondientes (imagina que el señor te dice que discutió con su vecino de parcela y la señora te dice que vio agachada una persona merodeando su caravana...) y recabando los informes oportunos (¿cómo adveras que los daños son inferiores a los 80.000 euros? o ¿qué pasa si a la media hora alguno de los ocupantes del vehículo acude a un centro de salud porque tiene alguna lesión interna?).
Y si del resultado de las pesquisas no se puede concluir que haya indicios racionales de criminalidad, se archiva. Pero hay que desplegar un mínimo esfuerzo.
Otra cosa es que hablemos de cual es la realidad policial. Y entonces puedo contar alguna experiencia personal. Le pegaron una patada a mi puerta y entraron a robar. Revolvieron todo, pero no se llevaron nada. Había una huella dactilar negra (el caco tenía las manos sucias) en la llave de la luz que era completamente blanca. Avisé a la policía. Un investigador con su maletín. Dentro su equipo: polvo de ¿grafito?, una brocha, un soplador, unas cintas plásticas para grabar la impresión, etc... Pues bien, lo primero que hace, tras la inspección ocular y decirle que no observaba la falta de ningún objeto es sacar un pañuelo, pasarlo por encima de la llave de la luz, borrar la huella, soplarle polvillo negro, pasar la brocha y decirme: "no se puede sacar ninguna impresión". Delante de mis narices. Claro, le dije, si primero la borras, luego no puede salir.
Un tiempo después, hablando con otro agente (conocido mío) salió el tema y confesó los secretos de la lofoscopia. Si hubiera obtenido la impresión de la huella, el agente debería haber sacado una serie de puntos característicos y de forma manual (nada de ordenadores como en las pelis americanas) habría tenido que compararlas una a una con las del fichero policial, en un trabajo "de chinos" que ocupa muchas horas, hasta encontrar una coincidencia, si es que el delincuente estaba fichado. Y "como no había habido sangre" pues al investigador no le merecía la pena cumplir con su trabajo, con lo que el delito quedó impune y el chorizo pudo seguir con sus fechorías. Hubiera deseado que la siguiente hazaña cometida por el fulano hubiera sido en casa del agente. Pero ni el ni yo nos vamos a enterar ya.
En definitiva, que hay policías a los que les cuesta agacharse a mirar los latiguillos de freno, como hay mecánicos a los que les cuesta apretar los tornillos de las ruedas.