4º Día.- Domingo 7 de diciembre.-
La noche ha sido muy tranquila, fría y con el cielo completamente despejado. Cuando amanece, estamos a 5 grados, hace fresco y a lo lejos vemos la cordillera nevada. Desayunamos en la auto con la calefacción puesta, nuestro ya habitual “pan tostao con aceite”. El aceite bien aderezado con sal, ajo y orégano, y todo ello acompañado de un buen queso tierno, manchego por supuesto.
Salimos del aparcamiento con el sol ya en lo alto y la temperatura más agradable (14 grados). La carretera sigue siendo estrecha pero con buen firme. La circulación más bien escasa. Hoy nuestro destino es Merzouga.
Vamos muy tranquilos, disfrutando del paisaje, cada vez más seco y polvoriento, con numerosas zonas rocosas y palmerales. Las pequeñas aldeas tienen un aspecto cada vez más pobre y mísero. A pesar de que los rios llevan agua, no hemos visto ni una sola huerta, ni un cultivo, nada, solo hojas de palmera puestas a secar y dátiles.
Pasamos por el valle del rio Ziz y hacemos una breve parada en la Source Bleu de Meski, una piscina de agua natural, con una aceptable zona de acampada, algunos puestos de venta y totalmente vacía de gente. Sólo estábamos nosotros, por lo que se hacía muy pesado aguantar a los vendedores que insistentemente ofrecían sus mercaderías. Al complejo turístico se accede bajando una empinada pendiente y se puede llegar hasta la misma puerta de la piscina con la auto, ahora que no había más coches, en época de baños tiene que ser muy difícil maniobrar allí abajo.
Paramos en Erfoud a repostar. Vamos alternando gasoil, normal y super, y el empleado de la gasolinera, amablemente, nos ofrece “agua pour le cuisinne”. Aceptamos su ofrecimiento y conectamos nuestra manguera a un grifo puesto al efecto, el agua clara y limpia pero con muy poca presión. Tardamos bastante en llenar el depósito.
En el pueblo, atravesado por la carretera general, hay varios bancos con cajeros automáticos que funcionan correctamente. Dª Chus aprovechó para cambiar dinero en el mostrador y yo utilicé el cajero, creo que es más cómodo: El banco estaba atestado de gente, todo hombres, excepto mi buena Dª Chus, y con el poco respeto que se tiene allí, en general, a las señoras y especialmente si son infieles, más de uno trató de colarse utilizando malas artes, menos mal que apareció un “moro bueno”, de los pocos que hay, que puso a cada uno en su sitio y restableció el orden.
A partir de aquí es muy numerosa la oferta de establecimientos hoteleros, surgen a ambos lados de la carretera y todos ellos ofrecen el mismo aspecto, descuidado, polvoriento, desiertos, vacíos… estamos en plena Fiesta del Cordero, una de las más importantes en Marruecos y todo el mundo está celebrándolo en familia. Y turistas, por esta zona ninguno¡¡¡ Nosotros los únicos occidentales.
Continuamos viaje hasta Rissani. Aquí ante la falta de indicadores, nos despistamos y tuvimos que parar a preguntar por la carretera de Merzouga. Un señor muy amable nos indica la dirección correcta y no contento con ello, por si acaso no le habíamos entendido, se sube en su coche, se pone delante de nosotros y nos saca del pueblo.
Al mediodía llegamos a Merzouga. La pista hasta allí está asfaltada y el firme es muy bueno. El tráfico nulo. Hace calor y ya se ven al fondo las grandes dunas. La población es pequeña, polvorienta, arena por todas partes y un acoso constante por parte de moritos motorizados que te ofrecen de todo, hasta el paraiso. Algunos imprudentemente se ponen delante de la auto, obligándote a parar. Recorremos la zona hasta llegar al pequeño poblado de Khamlia, pero el albergue donde teníamos previsto pernoctar no nos gusta y retrocedemos hasta encontrar el cartelito que anunciaba “Kasbah Mohayut”, del que teníamos buenas referencias. Llegamos al cruce y salimos de la carretera por una pista de arena y piedras, bastante mala pero apta para circular muy despacito, y siguiendo las indicaciones llegamos hasta las mismas puertas del albergue. No es muy grande, tampoco pequeño, dispone de un aparcamiento amurallado en la parte frontal y una zona cerrada destinada a camping en la parte trasera. Cuenta con un servicio, dos duchas y capacidad para unas 7 u 8 autos.
Es la primera vez en todo el viaje que nos encontramos con otras ACs, en este caso dos, alemana y holandesa. La señora alemana, muy oronda ella, así como desmayada en una enorme hamaca, disfrutando del sol con un vaso de té en la mano, y los holandeses, una pareja joven con una auto Mercedes de confección artesanal, preparándose para partir.
Dentro del albergue, casi vacío y con una decoración muy agradable, pedimos unos vasos de té con menta, que nos sirven en una humeante tetera acompañada de un platito con pistachos. Estamos en un patio similar a un claustro, cuadrado y abierto al cielo en su centro, mesitas y divanes llenos de cojines. Ahora estamos en pleno mediodía y no procede, pero me imagino el mismo entorno por la noche, a la luz de las velas y las estrellas, unos músicos y unas hermosas bailarinas con tules y gasas… ah¡ y con el ombligo al aire por supuesto. No nos cobran la consumición, detalle de bienvenida de un recepcionista muy correcto y agradadable.
Una noche de camping supone 30 Dh. Con el recepcionista apalabramos un paseo en camello (dromedario) para el día siguiente. Queremos ver amanecer entre las dunas. 300 Dh.
A última hora de la tarde nos damos un corto paseo por los alrededores del albergue, adentrándonos en la arena. La temperatura es agradable, unos 20 grados y ni siquiera en medio del enorme arenal consigues que te dejen en paz (¡), por todas partes te acechan para guiarte, para venderte, para pedirte, para sacarte dinero.
La noche muy tranquila, fresca, despejada, …, aprovechamos que no hay nadie y nos tumbamos bien abrigados en las hamacas de la piscina. Hay quien dice que las estrellas aquí se ven enoooooooormes, …, pues yo las he visto más grandes en Soria ó en Cuenca sin ir más lejos.
Kilómetros recorridos hoy: 305
Total: 1628 km.