Continuación (es que se me había enviado por error antes de terminarlo y he tenido que hacerlo en dos partes
)
Colgando del techo por un costado de la autocaravana, la antena de televisión arrancada de su pedestal oscila suavemente sujeta tan solo por el cable.
¡No es posible! ¿Qué ha pasado? ¡No nos hemos dado ningún golpe, no hemos golpeado ninguna rama de árbol, no hemos tocado nada!
Las fuerzas del misterio, de lo sobrenatural, han actuado contra esta inocente pareja, confiada en las calidades de los materiales con los que estaba construido su vehículo. Nada puede resistirse a las fuerzas de lo oscuro, de lo ultraterreno, del más allá...
En fin...
Que sin saber cómo ni por qué, antena colgando. Y con reserva para comer en unos veinte minutos. A toda prisa, busco cómo subirme con unas llaves y un destornillador para desmontar la antena colgandera. Al final no lo consigo, y como tampoco tengo a mano suficiente cinta aislante o cinta americana, con un trozo de cuerda la ato bien a la claraboya más cercana, para que no siga el camino colgando y golpeando de acá para allá.
Ya llegados definitivamente al destino, con calma, la desmonté. Se había roto el mástil al que iba sujeta. Sin más. Sin un golpe, sin razón alguna. Sin nada que recordásemos que pudiera haberla dañado. Deducimos que ha sido endurecimiento del plástico por la intemperie y el sol. Manda huevos, para algo que debe estar diseñado para permanecer a la intemperie y al sol...
Como apenas usamos la tele, y las poquísimas veces que la encendemos suele ser para ver series o pelis pregrabadas, mi primera intención es sellar el agujero y pasar de la antena. Pero luego pienso que si encuentro una pieza determinada (una especie de tubo soldado a una base, con el diámetro adecuado), podría repararlo. Busco en tiendas y no encuentro nada, pero Aliexpress es la solución. Finalmente, por 2€, con un poco de sellante y unos tornillos, hago un apaño y la antena vuelve a estar en su sitio. Pero si vuelve a pasar, paso de antena.
Disculpad el rollo para tan poca cosa, pero el misterio de por qué pasó me ha dado ganas de hacer la coña...