El Citroën BX celebra su 35 aniversario
El 16 de septiembre de 1982, 66 días después de que la Italia de Paolo Rossi se proclamara campeona de "nuestro" Mundial, una caja de madera suspendida del último piso de la Torre Eiffel iniciaba un lento descenso hacia la base del monumento. Por fuera, sólo un mensaje: "Aquí está el nuevo Citroën".
No podía ser en otro lugar que donde los campeones de Roland Garros exhiben el trofeo el lunes posterior al torneo. O donde se presentó otro mítico Citroën, el DS, con el que el propio Charles de Gaulle salvó la vida. Una semana después descendió de los cielos el el Citroën BX, que hoy cumple 35 años. Se presentó con un espectáculo en el que no se escatimó la pirotecnia.
Del BX se vendieron más de 2,3 millones de unidades, de las que 222.300 salieron de las líneas de producción de PSA Vigo entre 1983 y 1992. Citroën buscaba con este modelo un sustituto del GSA, rompedor en lo estético y con señas de identidad de la marca como la suspensión hidroneumática. Fue diseñado por Bertone Marcello Gandini, autor de varios deportivos italianos míticos de los años 70.
En su momento el Citroën BX destacó por el confort y su excelente comportamiento en carretera, en buena medida gracias a la estabilidad que le proporcionaba la suspensión hidroneumática, exclusiva de la marca, y por sus versiones de altas prestaciones. Y es quizás su elemento más característico.
Hubo versiones deportivas que cosecharon éxitos deportivos sobre asfalto y tierra, como el BX GTi 16 V, que podía alcanzar los 220 Km/h, todo un hito para la época.
La Policía española eligió al BX como vehículo Z (radiopatrullas), por lo que se convirtió en un 'habitual' de las calles españolas entre finales de los 80 y los 90. La defunción pacífica del BX llegó en 1993, al ser sustituido por el Citroën Xantia. Durante los 12 años que se mantuvo en las líneas de montaje, se produjeron un total de 2.315.739 unidades.