Kahn_tauri
hablador
Al final los engaños y los chistes sólo tienen éxito si todos ponen de su parte. Si quien lo cuenta tiene un poco de gracia, y quien lo escucha se ríe, el chiste es bueno. Con los engaños es lo mismo. Para que un engaño tenga éxito, hace falta un engañado.
Y cuando esos engaños se dan en transacciones comerciales, suelen concurrir varios factores. Prisa del que vende y sensación de que pilla un chollo el que compra. La manida frase de los duros a cuatro pesetas. Y un timador puede intentarlo 1000 veces, que con una víctima que caiga y le trinque el kilo, "ha triunfado". Lo de los compradores en inglés, directamente cuando he vendido algo, directamente los he tirado a la mierda. Nunca he vendido un vehñiculo tan exclusivo y tan específico como para que un mono haga miles de kilómetros para recogerlo.
El problema en parte está en el comprador de buena fe, que cuando tiene ante sí un chollo pone todos los recursos mentales a su alcance para sugestionarse de que está haciendo "la compra de su vida" y termina obviando señales que objetivamente deberían ser tenidas en cuenta como alarma. Y con eso juegan los estafadores, con la "avaricia" de la víctima. Por eso aún hoy cae la gente en timos como la estampita, el tocomocho o los billetes tintados.
Un saludo
Y cuando esos engaños se dan en transacciones comerciales, suelen concurrir varios factores. Prisa del que vende y sensación de que pilla un chollo el que compra. La manida frase de los duros a cuatro pesetas. Y un timador puede intentarlo 1000 veces, que con una víctima que caiga y le trinque el kilo, "ha triunfado". Lo de los compradores en inglés, directamente cuando he vendido algo, directamente los he tirado a la mierda. Nunca he vendido un vehñiculo tan exclusivo y tan específico como para que un mono haga miles de kilómetros para recogerlo.
El problema en parte está en el comprador de buena fe, que cuando tiene ante sí un chollo pone todos los recursos mentales a su alcance para sugestionarse de que está haciendo "la compra de su vida" y termina obviando señales que objetivamente deberían ser tenidas en cuenta como alarma. Y con eso juegan los estafadores, con la "avaricia" de la víctima. Por eso aún hoy cae la gente en timos como la estampita, el tocomocho o los billetes tintados.
Un saludo