Carlos
Ơη ךђе Ŗοαď Дgαıη
Una bonita historia para empezar un lunes con buen ánimo. 
El beso de la Vida
Champion Randall y JD Thompson no eran pareja.
Eran compañeros en una empresa eléctrica y aquel fatídico dia estaban juntos haciendo el mantenimiento de unos postes eléctricos en Jacksonville, Florida cuando la mala suerte hizo que Champion rozara una de las líneas de baja tensión de más de 4.000 voltios deteniendo su corazón al instante.
Gracias al arnés de seguridad quedó colgando, y Thompson, que estaba por debajo de él, rápidamente lo alcanzó y le realizó la respiración boca a boca incapaz de realizar la reanimación cardiopulmonar dadas las circunstancias.
Al empezar a notar un ligero pulso de su compañero, desabrochó su arnés y con él a hombros descendió hasta el suelo donde ya esperaban los servicios de urgencia para atenderlo y llevarlo a un hospital.
Champion sobrevivió a aquello y se recuperó satisfactoriamente continuando en la empresa junto a Thompson.
El destino quiso que por allí pasara Rocco Morabito, redactor de un periódico local y que inmortalizara con una serie de fotografías el suceso, siendo esta en concreto la ganadora del premio Pulitzer al año siguiente -1968- con el título que encabeza este escrito.
El beso de la Vida
Champion Randall y JD Thompson no eran pareja.
Eran compañeros en una empresa eléctrica y aquel fatídico dia estaban juntos haciendo el mantenimiento de unos postes eléctricos en Jacksonville, Florida cuando la mala suerte hizo que Champion rozara una de las líneas de baja tensión de más de 4.000 voltios deteniendo su corazón al instante.
Gracias al arnés de seguridad quedó colgando, y Thompson, que estaba por debajo de él, rápidamente lo alcanzó y le realizó la respiración boca a boca incapaz de realizar la reanimación cardiopulmonar dadas las circunstancias.
Al empezar a notar un ligero pulso de su compañero, desabrochó su arnés y con él a hombros descendió hasta el suelo donde ya esperaban los servicios de urgencia para atenderlo y llevarlo a un hospital.
Champion sobrevivió a aquello y se recuperó satisfactoriamente continuando en la empresa junto a Thompson.
El destino quiso que por allí pasara Rocco Morabito, redactor de un periódico local y que inmortalizara con una serie de fotografías el suceso, siendo esta en concreto la ganadora del premio Pulitzer al año siguiente -1968- con el título que encabeza este escrito.
