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- Iniciador del tema JUASUA
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kati
hablador
Buenas tardes a todos
Regalando un libro, se regala por supuesto una historia. Pero también se regalan una o varias emociones que van desde la risa al llanto, pasando por la ira o el aburrimiento en el peor de los casos.
Bueno al final a sido dos entradas para ver el Musical del Rey leon en Madrid
Regalando un libro, se regala por supuesto una historia. Pero también se regalan una o varias emociones que van desde la risa al llanto, pasando por la ira o el aburrimiento en el peor de los casos.
Bueno al final a sido dos entradas para ver el Musical del Rey leon en Madrid
JUASUA
Isu takasiyana
Hace 21 años, un día como hoy, Ramón Sampedro ponía fin a su vida tras tres décadas de postración. Luchó por morir con dignidad e hizo de su experiencia un alegato en favor de la eutanasia. "Cuando yo caiga" es uno de los poemas que imaginó en su ejemplar humanidad...
Cuando yo caiga, como fruto maduro del árbol de la vida,
dejadme allí mismo, donde yo caiga,
para que me abrace el sol y el viento y la luna,
que la vida me devore mordisco tras mordisco.
Que cada cual recoja el amor que me dio:
la luz, su luz; el agua, su agua,
la tierra, su ceniza; su espíritu, el viento.
Que coja cada cual lo que precise.
Pero que no me esconda la codicia humana
en el calabozo de los muertos, en una jaula sagrada
aferrada a un recuerdo, llorando como un niño
que no quiere devolver lo que se le prestó.
De la semilla al fruto fui empujado por el amor,
cuando vuelva al origen, derribado o caído,
amigo o enemigo, que no te cause espanto,
aunque te parezca que ya no tengo vida,
no es que esté muerto, me estoy recreando.
No me cubras de tierra, ni me metas en un nicho.
Si no quieres verme, llévame a campo abierto,
déjame mirando al cielo para irme esparciendo
entre todo lo que quiera llevarse de mí algo.
Un gusano, una mosca, un pájaro cualquiera…
hasta que me consuman por amor regalado
para empujar la vida soñando pero libre,
que cada uno recoja lo que me dio prestado.
Así, cuando caiga, dejadme caído
para retornar a la vida allí donde yo caiga.
Cuando yo caiga, como fruto maduro del árbol de la vida,
dejadme allí mismo, donde yo caiga,
para que me abrace el sol y el viento y la luna,
que la vida me devore mordisco tras mordisco.
Que cada cual recoja el amor que me dio:
la luz, su luz; el agua, su agua,
la tierra, su ceniza; su espíritu, el viento.
Que coja cada cual lo que precise.
Pero que no me esconda la codicia humana
en el calabozo de los muertos, en una jaula sagrada
aferrada a un recuerdo, llorando como un niño
que no quiere devolver lo que se le prestó.
De la semilla al fruto fui empujado por el amor,
cuando vuelva al origen, derribado o caído,
amigo o enemigo, que no te cause espanto,
aunque te parezca que ya no tengo vida,
no es que esté muerto, me estoy recreando.
No me cubras de tierra, ni me metas en un nicho.
Si no quieres verme, llévame a campo abierto,
déjame mirando al cielo para irme esparciendo
entre todo lo que quiera llevarse de mí algo.
Un gusano, una mosca, un pájaro cualquiera…
hasta que me consuman por amor regalado
para empujar la vida soñando pero libre,
que cada uno recoja lo que me dio prestado.
Así, cuando caiga, dejadme caído
para retornar a la vida allí donde yo caiga.