BASTA YA
Antes que nada, nuestras disculpas a DORI ya que no conocemos los Paises Bajos y nada podemos recomendar salvo el proponer su visita en mayo. Así podriamos unirnos a la visita. Una de las pendientes para Isa (entusiasta de los tulipanes).
Alegre, bulliciosa,tranquila, romántica, culta, refinada, permisiva, cosmopolita.........Probablemente, no hay en todo el Mediterraneo español ningún lugar que merezca tantos y dispares calificativos. Y si algunos parecen contradictorios, no importa: todos contribuyen a perfilar la imagen de una villa con mil caras, que se precia de acoger a gentes muy variopintas y dar satisfacción a todos sus gustos y lo que es más: de encajarlos sin que rechinen.
Es un estilo que viene de lejos, cuando Santiago Rusiñol, pintor, escritor y uno de los representantes del "modernismo" catalán, decidió instalarse en la villa. Rusiñol compró dos casas de pescadores, las rehabilitó, bautizó el edificio con el nombre de Cau Ferrat (Madriguera de Hierro) e instaló en su interior su magnifica colección de hierros forjados.
Pero Rusiñol hizo algo más. Convirtió la nueva vivienda en punto de encuentro de pintores, musicos y poetas. Organizó fiestas sonadas y montó representaciones teatrales en las hizo participar a las gentes del pueblo. Así, sin proponérselo imprimió al lugar el carácter culto, refinado y juerguista que todabía perdura.
Cau Ferrat quedó como museo. Conserva el legado de Rusiñol: los hierros forjados, sus cerámicas, pinturas y esculturas junto a dos cuadros del Greco.
A principios de siglo, un millonario norteamericano no quiso ser menos y convirtió un antiguo hospital en sede para una más que excelente colección de pinturas mediavales y una interesante exposición de instrumentos del mar Y ahí están Cau Ferrat y Maricel, uno junto al otro y ambos bajo la silueta de la iglesia de Sant Bartomeu. Puede que Cau Ferrat sea más que Maricel pero este último cuenta con el añadido de la galería noucentista del Mirador del Mediterraneo, una de las imágenes más emblemáticas de Catalunya.
La cuidad ha rizado el rizo de lo imposible: no limitarse a vibrar solo durante los meses de verano, para luego dedicarse a sestear como tantas otras localidades de la costa. Muy al contrario, sus habitantes han conseguido mantener el ambiente de fiesta continua a lo largo del todo el año. No hay estación sin celebración; hasta más de treinta a lo largo del año: Carnaval y Rally de coches de época, en invierno, Alfombra de flores por el Corpus, en primavera; Festival de Jazz y Fiesta Mayor (feria), en verano; Festival Internacional de Cine Fantastico en otoño. (con proyecciones al aire libre especiales para niños)
Quien quiera ver como la ciudad se cuece en su propia salsa, y cómo integra en ella a curiosos y visitantes, famosos y anónimos, las gentes de siempre, las del pueblo, artistas (más o menos behemios), gays y no gays, ejecutivos estresados y deportistas famosos o no tanto, peliculeros en busca de premios y dejarse ver, que apunte esas fechas.
Nadie se sentirá extraño entre tan dispar y bien avenida compañía que podrá disfrutar en las sesiones de cine, paseando por sus 17 playas alineadas a lo largo de 4 km de costa o sentado en alguno de los muchos restaurantes del Paseo Marítimo, adentrandose por sus estrechas calles del casco antiguo flanqueadas por un blanco impoluto.
En el Museo Romántico (y ya van tres) espera una de las colecciones de muñecas antiguas más completas de Europa y en el Paseo de la Ribera los ojos se dirijen a las "Casas de los Americanos" indianos que en el siglo pasado hicieron "las américas" y regresaron para construir magnificas mansiones en primera linea de mar entre las ineludibles palmeras.
Pero si hay un rincón donde la mezcla y abundancia de tipos humanos llega al máximo, ese es la calle del Pecat (Pecado) y sus alrrededores. Que nadie se espante, no les espera perdición ni penitencia, sus paisanos, gastan fina ironía, y así han bautizado al lugar de cita obligada para el ocio y la deversión. Alli se concentran todos y a todas horas, sobre todo de noche, para bailar, comer, beber o ............(allá cada cual)
El nombre oficial de la calle era Primero de Mayo pero sus residentes considerando que en su pueblo cada día del año es una fiesta, en vez de rendir honor al trabajo, han preferido seguir considerando al cogollo de la diversión como del Pecat, y todos contentos
¿Que que ciudad es? ¿Acaso podría ser otra que Sitges?
Por la vida, Ilis
P.D.: Que a nadie se le ocurra dejar de comer los pescados asados o guisados, acompañados del "xató" (escarola y bacalao con salsa roja de almendras y ñoras)
Antes que nada, nuestras disculpas a DORI ya que no conocemos los Paises Bajos y nada podemos recomendar salvo el proponer su visita en mayo. Así podriamos unirnos a la visita. Una de las pendientes para Isa (entusiasta de los tulipanes).
Alegre, bulliciosa,tranquila, romántica, culta, refinada, permisiva, cosmopolita.........Probablemente, no hay en todo el Mediterraneo español ningún lugar que merezca tantos y dispares calificativos. Y si algunos parecen contradictorios, no importa: todos contribuyen a perfilar la imagen de una villa con mil caras, que se precia de acoger a gentes muy variopintas y dar satisfacción a todos sus gustos y lo que es más: de encajarlos sin que rechinen.
Es un estilo que viene de lejos, cuando Santiago Rusiñol, pintor, escritor y uno de los representantes del "modernismo" catalán, decidió instalarse en la villa. Rusiñol compró dos casas de pescadores, las rehabilitó, bautizó el edificio con el nombre de Cau Ferrat (Madriguera de Hierro) e instaló en su interior su magnifica colección de hierros forjados.
Pero Rusiñol hizo algo más. Convirtió la nueva vivienda en punto de encuentro de pintores, musicos y poetas. Organizó fiestas sonadas y montó representaciones teatrales en las hizo participar a las gentes del pueblo. Así, sin proponérselo imprimió al lugar el carácter culto, refinado y juerguista que todabía perdura.
Cau Ferrat quedó como museo. Conserva el legado de Rusiñol: los hierros forjados, sus cerámicas, pinturas y esculturas junto a dos cuadros del Greco.
A principios de siglo, un millonario norteamericano no quiso ser menos y convirtió un antiguo hospital en sede para una más que excelente colección de pinturas mediavales y una interesante exposición de instrumentos del mar Y ahí están Cau Ferrat y Maricel, uno junto al otro y ambos bajo la silueta de la iglesia de Sant Bartomeu. Puede que Cau Ferrat sea más que Maricel pero este último cuenta con el añadido de la galería noucentista del Mirador del Mediterraneo, una de las imágenes más emblemáticas de Catalunya.
La cuidad ha rizado el rizo de lo imposible: no limitarse a vibrar solo durante los meses de verano, para luego dedicarse a sestear como tantas otras localidades de la costa. Muy al contrario, sus habitantes han conseguido mantener el ambiente de fiesta continua a lo largo del todo el año. No hay estación sin celebración; hasta más de treinta a lo largo del año: Carnaval y Rally de coches de época, en invierno, Alfombra de flores por el Corpus, en primavera; Festival de Jazz y Fiesta Mayor (feria), en verano; Festival Internacional de Cine Fantastico en otoño. (con proyecciones al aire libre especiales para niños)
Quien quiera ver como la ciudad se cuece en su propia salsa, y cómo integra en ella a curiosos y visitantes, famosos y anónimos, las gentes de siempre, las del pueblo, artistas (más o menos behemios), gays y no gays, ejecutivos estresados y deportistas famosos o no tanto, peliculeros en busca de premios y dejarse ver, que apunte esas fechas.
Nadie se sentirá extraño entre tan dispar y bien avenida compañía que podrá disfrutar en las sesiones de cine, paseando por sus 17 playas alineadas a lo largo de 4 km de costa o sentado en alguno de los muchos restaurantes del Paseo Marítimo, adentrandose por sus estrechas calles del casco antiguo flanqueadas por un blanco impoluto.
En el Museo Romántico (y ya van tres) espera una de las colecciones de muñecas antiguas más completas de Europa y en el Paseo de la Ribera los ojos se dirijen a las "Casas de los Americanos" indianos que en el siglo pasado hicieron "las américas" y regresaron para construir magnificas mansiones en primera linea de mar entre las ineludibles palmeras.
Pero si hay un rincón donde la mezcla y abundancia de tipos humanos llega al máximo, ese es la calle del Pecat (Pecado) y sus alrrededores. Que nadie se espante, no les espera perdición ni penitencia, sus paisanos, gastan fina ironía, y así han bautizado al lugar de cita obligada para el ocio y la deversión. Alli se concentran todos y a todas horas, sobre todo de noche, para bailar, comer, beber o ............(allá cada cual)
El nombre oficial de la calle era Primero de Mayo pero sus residentes considerando que en su pueblo cada día del año es una fiesta, en vez de rendir honor al trabajo, han preferido seguir considerando al cogollo de la diversión como del Pecat, y todos contentos
¿Que que ciudad es? ¿Acaso podría ser otra que Sitges?
Por la vida, Ilis
P.D.: Que a nadie se le ocurra dejar de comer los pescados asados o guisados, acompañados del "xató" (escarola y bacalao con salsa roja de almendras y ñoras)