Para mi desgracia he dejado de conducir y aún no sé bien porqué y vamos lo de la caravana ni de broma. Esto va muy en serio, creo que para volver a coger un coche tendría antes que pasar por un sicólogo; porque es aterrador el miedo que le tengo. Y muchas veces pienso que si estamos de viaje por ahí qué vamos a hacer si mi marido se pone malo. Para mi es una verdadera desgracia sentirme así, y que después de haber conducido tantísimo en mi vida ahora no pueda.