JotaCe
hablador
Lo que voy a contar es una chorrada de escaso interés, pero quizás le sirva a quien, como nosotros, no lo haya hecho nunca antes.
En esta salida de semana santa hemos hecho nuestra primera pernocta fuera de camping. Hace ya algo más de un año preparé la instalación eléctrica para hacer autónoma la caravana a partir de la batería del mover, pero hasta ahora no habíamos tenido ocasión de estrenarlo. Bueno, y la verdad es que para una sola noche, tampoco es imprescindible, se puede hacer con la batería del coche, pero usar la del mover te da un extra de tranquilidad.
Lo hicimos porque salimos el miércoles por la tarde y teníamos casi 500 km por delante. O llegábamos al camping a las 11, hechos polvo y teniendo que instalarnos, o hacíamos noche por el camino. El problema es que no había ningún camping a mano en la zona donde nos venía bien, así que pensé en áreas de autocaravanas: de éstas había varias muy bien situadas, gratuitas y sin restricciones para caravanas, así que a convencer a mi mujer, a quien eso de dormir fuera de camping no le hacía ni la más mínima gracia.
Al final, ante la evidencia de los hechos, la convencí. A regañadientes, pero reconoció que era la mejor opción. Así que allí que fuimos, a un pueblo perdido de Murcia cercano a la autovía en el que teóricamente no había nada de interés. Yo intenté prepararla psicológicamente diciéndole que probablemente estaríamos solos en el área, ya que aquello era un solar en medio de la nada… Pero cuando llegamos, me quedé de piedra: allí, en medio de ninguna parte, en un pueblo perdido en el que no había nada que ver en muchos kilómetros a la redonda, ¡había no menos de 40 ó 50 autocaravanas ocupando el área municipal! Alucinante, la verdad es que no me lo esperaba…
Así que nada, allí nos instalamos, pues afortunadamente era un solar muy grande y había aún bastante sitio. Éramos el bicho raro, la única caravana entre tanta autocaravana, pero bueno, por una noche…
Y aquello era casi como un camping: un inglés con la silla al fresco, niños correteando… la verdad, me quedé alucinado.
Así que nada, bajamos patas, cogí agua en la fuente para llenar parcialmente el depósito, y a cenar y a dormir. Y por la mañana tempranito, a levantar patas y marcharnos. Todo de maravilla. Mi mujer dice que durmió a medias, pendiente del más mínimo ruido, pero ya se ha quedado más tranquila para una próxima ocasión, que seguro que la habrá, ya que para hacer escala nocturna me parece una opción perfecta.
En esta salida de semana santa hemos hecho nuestra primera pernocta fuera de camping. Hace ya algo más de un año preparé la instalación eléctrica para hacer autónoma la caravana a partir de la batería del mover, pero hasta ahora no habíamos tenido ocasión de estrenarlo. Bueno, y la verdad es que para una sola noche, tampoco es imprescindible, se puede hacer con la batería del coche, pero usar la del mover te da un extra de tranquilidad.
Lo hicimos porque salimos el miércoles por la tarde y teníamos casi 500 km por delante. O llegábamos al camping a las 11, hechos polvo y teniendo que instalarnos, o hacíamos noche por el camino. El problema es que no había ningún camping a mano en la zona donde nos venía bien, así que pensé en áreas de autocaravanas: de éstas había varias muy bien situadas, gratuitas y sin restricciones para caravanas, así que a convencer a mi mujer, a quien eso de dormir fuera de camping no le hacía ni la más mínima gracia.
Al final, ante la evidencia de los hechos, la convencí. A regañadientes, pero reconoció que era la mejor opción. Así que allí que fuimos, a un pueblo perdido de Murcia cercano a la autovía en el que teóricamente no había nada de interés. Yo intenté prepararla psicológicamente diciéndole que probablemente estaríamos solos en el área, ya que aquello era un solar en medio de la nada… Pero cuando llegamos, me quedé de piedra: allí, en medio de ninguna parte, en un pueblo perdido en el que no había nada que ver en muchos kilómetros a la redonda, ¡había no menos de 40 ó 50 autocaravanas ocupando el área municipal! Alucinante, la verdad es que no me lo esperaba…
Así que nada, allí nos instalamos, pues afortunadamente era un solar muy grande y había aún bastante sitio. Éramos el bicho raro, la única caravana entre tanta autocaravana, pero bueno, por una noche…
Y aquello era casi como un camping: un inglés con la silla al fresco, niños correteando… la verdad, me quedé alucinado.
Así que nada, bajamos patas, cogí agua en la fuente para llenar parcialmente el depósito, y a cenar y a dormir. Y por la mañana tempranito, a levantar patas y marcharnos. Todo de maravilla. Mi mujer dice que durmió a medias, pendiente del más mínimo ruido, pero ya se ha quedado más tranquila para una próxima ocasión, que seguro que la habrá, ya que para hacer escala nocturna me parece una opción perfecta.