Os voy a contar una situación que viví hace unos 5 años en el camping de Zahara de los Atunes. Estábamos en la parte nueva del camping (la que ahora han cerrado), durante toda la semana estuvimos muy tranquilos, durante el día con los ruidos normales de gente hablando, niños jugando, etc.
El fin de semana se llenó de gente, entre nuestra caravana y otra que había dos parcelas más hallá con una pareja y un crío pequeño, se pusieron un grupo de chavales con iglús, varios coches, banderas de su equipo de futbol (no diré cual), y música regatón todo el día y a toda pastilla, cubateo, etc. El jaleo duraba hasta que se preparaban para irse de marcha por la noche, volvían de madrugada riendo, gritando, etc. y así permanecían hasta que el sueño les vencía.
El sábado a eso de las 10 de la mañana con mi café en la mano, tuve ocasión de hablar con el vecino del crío pequeño, porque lo oí llorar de madrugada, me contó que se despertaron los tres, ellos y el crío, por el jaleo de los de al lado. Me propuso "oir un poco de música" de la más cañera que tuvieramos en el coche , pero antes se lo hicimos saber a los demás vecinos cercanos.
Arrimamos los coches lo que pudimos a las iglús, habrimos todas las puertas y pusimos lo que cada uno consideramos más "agradable" para aquella hora (en mi caso Deep Purple, y una que me encanta: Ballroom Blitz de The Sweet, años 70). A todo esto, se apuntaron dos vecinos más para acompañarnos con sus músicas.
Faltó tiempo para que empezaran a asomar cabezas resacosas por las iglús, pero la música no paró, hasta que salió una chica de una iglú a protestar, mientras que otro protestaba a voces desde dentro. Le propusimos que si ellos se comprometían a no armar tanto ruido ni de noche ni de día, nosotros tampoco.
Se solucionó, incluso alguno tras poder dormir y levantarse, se nos acercó a disculparse. No hubo más problema a lo largo de la tarde del sábado ni el domingo.
La calma no fue total, porque más alejados también hubo gente que ponía la música alta, eructaba y se tiraba peos sonoramente, para hacer ver la educación que les habían dado desde su infancia, por suerte también desaparecieron el domingo por la tarde.
Desde entonces siempre procuramos optar por campings a los que no asista chusma de ese tipo. Si nos equivocamos y aparecen para quedarse más de una noche, somos nosotros los que levantamos el vuelo. Por eso me apliqué en tener controlados todos los campings del país.
