

8º día.- Jueves 11 de diciembre.-
Amanece soleado y con una agradable temperatura. Después de nuestro habitual desayuno, una buena ducha y a prepararnos para un largo día de carretera. Tenemos intención de llegar a Tánger y pasar un día allí.
Breve saludo y despedida de nuestros vecinos. En el amplio aparcamiento sólo las tres autos, el sitio es tranquilo, los vecinos no son excesivamente ruidosos los pobres……., es un cementerio. Su situación es muy céntrica, fácil de localizar, pero maloliente y sucio. En uno de nuestros paseos por la ciudad, en los alrededores de la Plaza, hay una Escuela Artesanal, a unos 200 metros de la misma vimos (íbamos en taxi) un aparcamiento amplio, bien aireado, en una explanada, si alguien lo conoce y puede darnos referencias, se lo agradeceremos.
Sin ninguna dificultad digna de mención, tomamos una ancha avenida, la de Mohamed VI, y siguiendo las indicaciones de Casablanca y Rabat, salimos de Marrakesh con un ¡¡hasta pronto¡¡, porque sabemos que es una de esas ciudades que enganchan y que tarde ó temprano volveremos.
La autopista es muy buena, de reciente construcción, gasolineras las justas. Son numerosas las patrullas de tráfico controlando la velocidad. El volúmen de tráfico es muy escaso y la mayor precaución es para los que cruzan la carretera, ya sea andando, en bici, en burro, ó manejando un rebaño de ovejas.
A medio día, ya pasado Rabat, paramos en una gasolinera y aprovechamos para comer. Un breve descanso y otra vez en ruta; sabemos que oscurece a las 6 de la tarde y pretendemos llegar con algo de luz a Tánger. Nuestro destino es el Cabo Espartel, donde se encuentran las Grutas de Hércules, unas cuevas dignas de ver, y un camping.
Los kilómetros van pasando y las horas también y cuando ya estamos a unos 10 km de la ciudad, buscamos algún cartel indicativo, para tomar la dirección al Cabo, pero no aparece, ya es de noche y la visibilidad escasa.
La autopista deja de ser tal y se convierte en carretera normal, con sus cruces y semáforos. Paramos en uno de ellos con intención de preguntar a alguien por la dirección del camping, pero antes de detener el vehículo vemos como una nube de chiquillos se abalanza sobre la trasera de nuestra auto y notamos, que no vemos, que alguno ha conseguido llegar al techo, trepando por la escalerilla y los portabicis. Las ideas que se me vienen a la cabeza y por este orden son: primero, ¡¡la mamá que los parió, si ya lo decía mi abuelo¡¡. Segundo: acelero y que salgan volando ó paro, me bajo y con el bastón los ahuyento. El sentido común se impuso: frené, me bajé y salieron todos corriendo a prudente distancia desde donde me observaban expectantes. Viendo que estaba obstruyendo la circulación, pliego la escalerilla que los muy salvajes habían descolgado y sin fijarme en más, vuelvo a la cabina y seguimos.
Preguntamos a un guardia, muy amable, y nos indica el camino, a través del aeropuerto, no tenía pérdida. Enseguida encontramos la entrada al camping.
Desde el incidente con los moritos, noto que se encienden algunas luces en el cuadro, intermitentemente, son los testigos de los antiniebla.
Llegamos a la recepción sobre las 7 de la tarde, ya noche cerrada, hacemos la inscripción y vemos que todas las parcelas están llenas de barro y agua. Ya instalados voy a comprobar los daños de la trasera de la auto.
Los angelitos han utilizado el parachoques como primer escalón para subir a la auto y como consecuencia de ello, todo el parachoques trasero, con luces incluidas cuelga de un solo extremo. Por suerte veo que las bombillas funcionan. Es de noche, está todo embarrado y empieza a llover, no es momento de ponerse a reparar nada, suelto unos tacos muy gordos como desahogo y “mañana será otro día”.
El bloque de servicios del camping es común, mixto, muy pequeño y no hay agua caliente. Voy a buscar al encargado y la solución que me da, es utilizar la ducha de uno de los bungalows, previa propina (20 dh), y así lo hacemos.
Una cena reparadora y a descansar. Cuesta conciliar el sueño pensando y pensando en el estropicio que nos han ocasionado los moritos, angelitos ellos (¡), pero qué malos son los j…….íos.
Estuvo toda la noche lloviendo.
Kilómetros recorridos hoy, 600.
Total: 2867 km.