Vengo de Salou y pa qué contar... cada año igual. El problema es que se construye junto a torrentes naturales y luego pasa lo que pasa.
Mi casa está construida a la vera de un torrente. Antiguamente, cuando llovía fuerte y no estaba asfaltada, parecía un río desbocado; luego la asfaltaron, y ya ganamos algo, pero el agua seguía bajando por todo lo ancho de la calle, y arrastraba piedras, cañas, y todo lo que quisiera.
Ahora el agua está canalizada por el subsuelo, y, aunque sigue bajando a lo ancho, ya no hay punto de comparación.
He de decir que jamás se inundó mi casa, pues hay un desnivel de 5 escalones hasta la planta baja.
La única pega que tengo es la humedad que sube por las paredes por capilaridad.
También es verdad que hay torrentes que recogen las aguas de cuencas muy amplias y otros de cuencas más restringidas.
Os cuento una anécdota, para poner un poco de humor al tema: Un vecino cuya profesión era capitán de barco, quiso cruzar a pie la calle cuando aún no estaba canalizada el agua. Valiente él, se metió en el agua y por lo que fuera el agua lo tumbó, y lo arrastró; imaginaos al buen hombre panza arriba arrastrado por el agua, solo sobresalían su barrigón y el puro que llevaba en la boca.
Al final de la calle el agua se sumerge y cruza la carretera, la vía del tren, por debajo claro, y va a parar al mar.
Pues el hombre tuvo suerte de que al llegar al final, 2 o 3 personas lo pudieron agarrar y sacar del agua.
Todo quedó en un susto y una anécdota que contar.
De esto hace bastantes años; ahora el señor en cuestión ya está muerto.
Los más peligrosos no suelen ser los torrentes, sino las rieras (o avenidas) y los ríos que normalmente no llevan agua o muy poca.