Vamos con otro relato de mis primeros pasos como fotógrafo y los trucos para hacerme el "hueco" entre los profesionales.
Medir 1.90 es, de entrada y en mi época joven, un problema. Cuando ingresé en la Academia de Formación de la GC de Sabadell, de unos 400 guardias yo era el más alto. Destinado en Madrid, en un cuartel de casi 2.000 guardias, yo era el más alto. Cuando me licencié, en Ourense era el más alto... En la actualidad la raza ha mejorado y ya hace algunos años que he dejado de ser el más alto. Así que, metido en cuestiones de ganarse la vida ese problema había que revertirlo en virtud. Además, siempre he sabido tener buenos amigos en los estamentos oficiales. O sea: lo que dice una de las "firmas" de un forero "lo importante no es saber sino tener el teléfono del que sabe".
Llevaba unos pocos meses de profesional y llegaron las fiestas patronales que son en junio. Se había organizado un "Festival de Cine" dentro del programa de fiestas que nadie sabía en qué consistía, pero en aquella época se hablaba del Festival de Cannes o del de Berlín, así que "sonaba" bien... Y recibo una llamada que me filtra que en el exprés, a las 6 de la mañana, llegan Lola Flores, Carmen Sevilla y Paquita Rico, que son las protagonistas de la película que se va a estrenar en Ourense. Para que nos hagamos una idea de lo que era un viaje de Madrid a Ourense, os informo de que el exprés salía de Madrid, estación del norte, a las 12 del mediodía y llegaba a Ourense a las 6 de la madrugada del día siguiente... ¡Tela!
La primera en bajar del vagón de "coches cama" fue... bueno, fueron unas enormes gafas de sol detrás de las que se suponía que estaba Lola Flores... y comencé a tirar fogonazos de "flas". Otras enormes gafas y detrás de ellas intuimos que estaba Carmen Sevilla... y más fogonazos. Por fin, cuando todos contábamos con Paquita Rico resulta que no, que no pudo venir pero apareció un pedazo de tía, rubia, alta, joven y guapa, que nos dijeron que era una artistiña alemana recién fichada por el productor Cesáreo González, que era gallego y el amo del pastel; la chica se llamaba Elga Liné y no la conocía nadie aunque luego sí empezó a aparecer en algunas películas. Más fogonazos. Por fin bajó el citado Cesáreo Gonzáles y tras él "El Pescadilla" que era el marido cornudo de Lola Flores. Esta, va y le dice a Carmen Sevilla: "Oye mi arma... mira donde está tu marido Augusto Algueró..." ¡Coño, pero si éste no venía!" me dije para mis adentros y como era el compositor de moda, traté de localizarlo entre el barullo de personas... hasta que me di cuenta de que me estaba señalando a mi, pues por lo visto, yo era un vivo retrato del compositor. Los capitostes de la Comisión de Fiestas los saludaron en medio de mis fogonazos y se metieron en varios taxis y al hotel a ducharse, que a las 12 había recepción en el Ayuntamiento con "Vino Español" y toda la parafernalia. Como las cosas me estaban yendo bien, ya me había comprado una "Lambretta" a plazos... y me fui raudo y veloz a revelar las fotos.
Aun no eran las 9 de la mañana y la vitrina exterior y las dos interiores del portal ya exponían las fotos de la llegada de las artistas. Y lo más interesante: empezaban a subir al estudio y a comprar copias... Preparé cuidadosamente una colección para cada una de las tres artistas y me fui para el ayuntamiento a cubrir el recibimiento del alcalde y resto de la corporación (evidentemente, dedocrática y afectos todos al Régimen). Había más colegas... El alcalde pronunció un discurso de bienvenida y el productor Cesáreo González contestó en nombre de todos... y todas, que habían cambiado de vestuario pero no de gafas; y empezó el picoteo, momento que pensé que era el ideal para obsequiar a las artistas con las fotos. A la primera en dárselas fue Lola Flores, la segunda Carmen Sevilla y la tercera Elga Liné. De pronto sonó un grito: Lola Flores estaba poco menos que espantada con la pinta que tenía en las fotos, y las estaba rompiendo... y los pedazos los guardó en el bolso supongo que para que nadie los aprovechase... y lo mismo Carmen Sevilla... Me vine abajo, me quedé sin palabras y empecé a hacer mutis por el foro que dicen los del teatro. Pero entonces Elga Liné, pedazo de tía y joven y sin gafas se vino a mi y delante de todos me plantó dos besos y en un español casi ininteligible, me dio las gracias y me felicitó por el reportaje. ¡Ostras: empecé a crecer y si no me hubiesen aplaudido y despertado hubiese llegado al techo! De nuevo, mi estrategia de presentar los trabajos con inmediatez había funcionado.
La siguiente etapa era una comida en uno de los restaurantes más típicos de aquellas fechas. Bueno... lo de una comida no fue exactamente, sino una mariscada descomunal pagada con los fondos municipales, a la que todos los asistentes (artistas, séquito, concejales y periodistas) pusimos cara de "qué pena que tenga que comer esto delante de todos... y no en un reservado para forrarme". Pero además había unos vinos del Ribeiro y de Valdeorras de esos que "bajan" solos... así que todos empezaron a comer modositos y según iban avanzando en el trasiego de etílico fueron perdiendo la vergüenza y no tardaron en mostrarse tal como eran...jejeje. Después del marisco había merluza del pincho (o sea fresca y recién pescada) y carnes de alta calidad... y de postre queso de Arzúa, filloas con crema, tarta de Santiago... y todos y todas borrachos y borrachas. Ahí, ya sin mayores reparos, comenzó un debate entre Lola Flores y Carmen Sevilla, sobre el imperio, por su fuerza, de la copla y el cante andaluz sobre la cursi e insípida música pop. Y la Lola, para afirmar su tesis, inició lo de "Pena, penita pena..." y ya se armó el pollo, porque le pidieron que cantase y no sé de dónde pero "El Pescadilla" tenía una guitarra que tras unos acordes afinó y la Lola se arrancó a cantar mientras Carmen Sevilla tragaba y callaba y la Elga Liné no entendía nada. Allí quedaron porque lo mío era revelar y presentar las fotos en las vitrinas que los respectivos fans ya las estaban esperando.
A las 8 de la tarde fue el estreno de la película "El tablao de la luna" y a su conclusión salieron, se hicieron fotos y se largaron a Santiago donde tenían otro evento. Y el primer Festival de Cine celebrado en Ourense, se acabó. El recuerdo que me queda es el tributo que pagan las estrellas por su físico, especialmente las mujeres. Empiezan a ser notables a edades en las que la juventud ya no "está" y mientras están en pantalla (de TV o cine) de aquel de blanco y negro disimulan, incluso cuando actúan en un escenario, la distancia mitiga las patas de gallo y resto de estragos que el paso de los años imponen. Pero cuando tienen que enfrentarse a corta distancia con un fotógrafo desconocido y con fans se tapan la cara con esas gafas horrorosas... anhelan los fogonazos de los flashes pero no quieren ver las fotos de su deterioro. Lola Flores nunca fue guapa, si acaso graciosa; su cuerpo era un desastre y las piernas aparentaban que había dejado el caballo aparcado en la puerta... y Carmen Sevilla ya no tenía aquel ángel en la cara y su cuerpo totalmente desproporcionado con la cara carecía de cintura, le sobraba culo y los tobillos eran igual de anchos que las rodillas. Querían pasar por jovencitas y tenían 60 años. Eso sí: comer marisco hasta forrarse....