Gracias, Mallaná: La muerte es un hecho natural e insoslayable. Cuando ocurre más allá de los 80 y con 56 de convivencia, poco más se puede pedir, y casi siempre, en una pareja, uno se va antes que el otro. Ley de vida. Tener una muerte digna para el que se va, y para el que sobrevive aprender a edades tan avanzadas a vivir solo como me ocurre a mi. O, como es el caso de tres amigos campistas, que atravesaron la misma situación que yo, y por extraño que parezca, los tres tienen nueva pareja. Y siguen haciendo campismo. Porque la vida es vida hasta el último instante en que puedas valerte por ti mismo. Un abrazo.