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Muy buenas.
Ya sabéis lo contenta que estoy con mi caravana, que la compré a un precio razonable el año pasado y me ha prestado un servicio más que razonable desde que la compré.
Bueno pues como me he comprado un coche nuevo, más pesado y más potente, y he pensado que comprar una caravana un poco más grande me haría viajar un poco más cómoda, la he puesto a la venta.
El precio no es competitivo, ya lo sé, pero es razonable, teniendo en cuenta lo que he invertido en ella, y que el que la compre podrá circular con ella sin preocuparse de nada de lo que me he preocupado yo, ni de cambiar las ruedas, ni de la revisión del gas, que vale una pasta y es tan obligatoria para circular como la tarjeta verde, ni de que le salgan las claraboyas volando cuando circule por la carretera, por ejemplo.
Bien, pues se han puesto en contacto conmigo cuatro personas. Dos para decirme que le rebaje el precio más de 1000€. En fin, lo normal, que siempre hay gente que se cree que pueden conseguir los duros a dos pesetas, eso ya lo sabemos todos. Al tercero no le he contestado por motivos que no merece la pena detallar.
Pero, el cuarto, atención, que me dice que le encanta, que le prepare los papeles, que la ve y se la lleva.
Me sorprende, le recuerdo cuál es el precio y que no tengo intención de bajarlo ni prisa por venderla; que la vendo, genial, me compro una más chula, que no, estupendo también, que mi caravana es muy chulísima. Nada, nada, que le perece bien el precio, pero que le mande una copia del contrato y otra de la FICHA TÉCNICA...
Muy bien, pues ya me veía yo comprándome una 400 con calefacción para poder lleva a mis hijos a la nieve, que el año pasado al final me dio miedo ir con mi peque...
Le mando una copia del contrato de compra-venta que circula por ahí, le recuerdo que mientras no me dé una señal, el primero que llegue se la queda y que, en cuanto tenga un minuto para escanear la tarjeta verde se la envío. Todo muy bien. Vamos que ya está organzando el viaje para verla personalmente, pagármela y llevársela, pero que, en cuanto pueda, que le envíe la tarjeta verde...
A ver, el que sepa como termina la historia, que levante la mano...
Ya sabéis lo contenta que estoy con mi caravana, que la compré a un precio razonable el año pasado y me ha prestado un servicio más que razonable desde que la compré.
Bueno pues como me he comprado un coche nuevo, más pesado y más potente, y he pensado que comprar una caravana un poco más grande me haría viajar un poco más cómoda, la he puesto a la venta.
El precio no es competitivo, ya lo sé, pero es razonable, teniendo en cuenta lo que he invertido en ella, y que el que la compre podrá circular con ella sin preocuparse de nada de lo que me he preocupado yo, ni de cambiar las ruedas, ni de la revisión del gas, que vale una pasta y es tan obligatoria para circular como la tarjeta verde, ni de que le salgan las claraboyas volando cuando circule por la carretera, por ejemplo.
Bien, pues se han puesto en contacto conmigo cuatro personas. Dos para decirme que le rebaje el precio más de 1000€. En fin, lo normal, que siempre hay gente que se cree que pueden conseguir los duros a dos pesetas, eso ya lo sabemos todos. Al tercero no le he contestado por motivos que no merece la pena detallar.
Pero, el cuarto, atención, que me dice que le encanta, que le prepare los papeles, que la ve y se la lleva.
Me sorprende, le recuerdo cuál es el precio y que no tengo intención de bajarlo ni prisa por venderla; que la vendo, genial, me compro una más chula, que no, estupendo también, que mi caravana es muy chulísima. Nada, nada, que le perece bien el precio, pero que le mande una copia del contrato y otra de la FICHA TÉCNICA...
Muy bien, pues ya me veía yo comprándome una 400 con calefacción para poder lleva a mis hijos a la nieve, que el año pasado al final me dio miedo ir con mi peque...
Le mando una copia del contrato de compra-venta que circula por ahí, le recuerdo que mientras no me dé una señal, el primero que llegue se la queda y que, en cuanto tenga un minuto para escanear la tarjeta verde se la envío. Todo muy bien. Vamos que ya está organzando el viaje para verla personalmente, pagármela y llevársela, pero que, en cuanto pueda, que le envíe la tarjeta verde...
A ver, el que sepa como termina la historia, que levante la mano...
