La diferencia entre "estado" y "nación" es que lo primero es el aparato administrativo y lo segundo un sentimiento de identidad. Como no queremos decir España, o español, decimos
estado, dejando clara nuestra ignorancia.
Yo nací en
España. ¡Vaya novedad! Sin embargo, no está demás recordarlo, pues al paso que vamos va a resultar que en vez de en España, he nacido en el "estado español". Y, tal chorrada, además de chorrada, es imposible, ya que insisto en que el Estado es el aparato administrativo, judicial y gubernamental, mientras España es un territorio y por lo tanto una unidad geográfica. De la misma manera algunos dicen que viven en un determinado ayuntamiento, y el ayuntamiento es el órgano de administración de un municipio. La unidad geográfica es el municipio y no el ayuntamiento.
El lenguaje también sirve para tapar determinados complejos. Cambiando el concepto "estado" por el nombre del país del que somos ciudadanos, algunos, están tapando el complejo de ser españoles.
Los ingleses fueron los dueños de la India. Ahora que ya es una nación independiente, sigue habiendo castas. ¿Qué aportaron allí los ingleses? Y si va de "indios" ¿Qué pasó con los indios de América del norte? ¿Hay algún libro de algún historiador para flagelarme por cómo eran hace 500 años los conquistadores ingleses o los del séptimo de caballería? ¿Y la Inquisición? ¿No fue la Iglesia la que quemó viva a Juana de Arco y luego la hizo santa? ¿Y los curas y obispos del 39 que cantaban el Cara al Sol con el brazo alzado no son de la misma Iglesia que los que firmaron el manifiesto separatista y escondieron las urnas en las sacristías?
Libros de historia hay unos cuantos. De cómo se inculca el odio también. La foto que está en otro post de las escuelas del nacismo y las de Catalunya no es una comparación baladí, sino la evidencia gráfica de cómo se forma a los niños en el odio a España. Y lo que era evidente que iba pasar, ya está pasando con los hijos de los GC destinados en Catalunya. Tras ellos, serán señalados los de los que no quieren la independencia. Las técnicas están todas perfectamente estudiadas, y como históricamente ocurre, una vez puestas en marcha se pierde el control y nunca se sabe en qué van a parar.
Y ahora resulta que nos tenemos que flagelar por lo ocurrido hace 500 años. ¡Manda carallo!