Gracias, Jufravica. El sentimiento de soledad nos embarga en la medida que superamos ciertas edades, pues resulta imposible no "echar cuentas" de que visto lo vivido el final está más cerca. Y es cierto que ese final nunca se sabe cuándo será ni cómo será, pero claro, si estás en esa fase de que la vida ya está vivida... y si van desapareciendo los amigos de tu generación, y entre las personas famosas ocurre otro tanto, es imposible no reflexionar sobre la muerte. A "Chiquito" le pasó lo mismo que a mi, pues perdimos a nuestra pareja cuando más necesitábamos de su compañía. Por lo que transcendió en su momento, no superó anímicamente el duelo. Y lo entiendo. A mi, más o menos coincidiendo en fechas y edades, me ha costado superar la ausencia de mi pareja, y cuando pronto habrán pasado 5 años sigo viviendo en el recuerdo, en soledad, en el mismo hogar... intentando aportar fortaleza mental donde puedan surgir grietas anímicas. Por eso cuando leía cosas de "Chiquito" y sus problemas de soledad, lo entendía y me hubiese gustado poder enviarle un abrazo... pero claro, coincidiendo en sus apariciones televisivas, estábamos a miles de kilómetros del conocimiento personal.
Ya sé, por otro lado, que mientras tenga capacidad para asomarme a este foro (y a otros) no estoy solo; si miro atrás cuando no existían las redes sociales, ni la TV... cuando era joven, no consigo imaginarme a las personas de mi edad, en sus casas, sentadas alrededor de una "camilla" con un brasero... y en soledad. En cambio, si me imaginaba a "Chiquito", icono indiscutible del humor, triunfador y aunque tardíamente, con su vida económica resuelta, pero sin su pareja. Aunque ya lo he dicho más de una vez, recordaré que, para una pareja que se mantiene a lo largo de sus vidas, no existe el envejecimiento, porque lo fundamental del carácter de cada uno se mantiene hasta la muerte, lo mismo que la forma de mirar, o de reír, o de andar, o de hablar, la voz, los gestos... y, entonces, la muerte siempre es inesperada, cruel, inevitable. Y el que sobrevive de los dos queda en la más absoluta de las soledades. Por mucho ruido que se forme a su alrededor.