Cocodrilo feliz
hablador
No pretendo sentar cátedra de nada pero sí explicar la diferencia entre una foto del montón y otra singular. Para ello me valgo de un ejemplo, nunca mejor traído, que gráfico, de dos fotos, una con truco y la otra real. La foto es la misma, y en la primera nos podemos imaginar la adrenalina del piloto y copiloto al enfrentarse a la dificultad que supone trazar una horquilla, pero la toma de la imagen desde atrás nos impide ver siquiera las siluetas de los dos tripulantes, y nos obliga a poner de nuestra parte mucha imaginación para intuir la emoción, el movimiento, la adrenalina… y por lo tanto es una foto del montón, que está bien… pero de ahí no pasa.
La segunda foto, que es la misma, es la auténtica, con el grupo de fotógrafos en el vértice de la horquilla, disparando, que nos traslada toda la emoción del momento, el dinamismo, chorros de adrenalina… porque el protagonismo, en esa foto, son precisamente, ellos, los fotógrafos, pasando el coche a un segundo plano.
Me he limitado a borrar mediante el “foto-shop” a los fotógrafos y la foto pierde en 90% del interés narrativo. Porque una foto es diferente (en temas de reportaje) según seamos capaces de contar en un solo fotograma una historia o un pedazo de una historia. Por eso, de cuando en cuando trato de recordaros que todas las fotos que soléis publicar de vuestros viajes, sobre determinados monumentos y paisajes, están faltas de alma, porque en esos viajes los protagonistas no son ni los monumentos ni los paisajes, si no vosotros. Cualquier guía turística aporta fotos de todo eso hechas por profesionales, escogidas de entre muchas, y lo único que puede hacerlas diferentes es vuestra presencia o la presencia de vuestra familia. No hace falta que se les reconozca, sólo que estén allí, y esa foto será un estupendo recuerdo para toda la vida.
Es... mi regalo de Reyes.
La segunda foto, que es la misma, es la auténtica, con el grupo de fotógrafos en el vértice de la horquilla, disparando, que nos traslada toda la emoción del momento, el dinamismo, chorros de adrenalina… porque el protagonismo, en esa foto, son precisamente, ellos, los fotógrafos, pasando el coche a un segundo plano.
Me he limitado a borrar mediante el “foto-shop” a los fotógrafos y la foto pierde en 90% del interés narrativo. Porque una foto es diferente (en temas de reportaje) según seamos capaces de contar en un solo fotograma una historia o un pedazo de una historia. Por eso, de cuando en cuando trato de recordaros que todas las fotos que soléis publicar de vuestros viajes, sobre determinados monumentos y paisajes, están faltas de alma, porque en esos viajes los protagonistas no son ni los monumentos ni los paisajes, si no vosotros. Cualquier guía turística aporta fotos de todo eso hechas por profesionales, escogidas de entre muchas, y lo único que puede hacerlas diferentes es vuestra presencia o la presencia de vuestra familia. No hace falta que se les reconozca, sólo que estén allí, y esa foto será un estupendo recuerdo para toda la vida.
Es... mi regalo de Reyes.