Cuando tenía once años mi padre tenía treinta, como era joven aún se preocupaba por que no le saliera la curvita de la felicidad, así que sin ser constante se proponía a veces hacerse unas carreritas por una pista de atletismo que teníamos alrededor de un campo de fúlbol muy cerca de casa. Un día me invitó a acompañarlo y me encantó, no el hecho de dar vueltas, que me parecía de lo más aburrido, si no el que quisiera compartir ese momento conmigo. Así que no quise mostrarle flaqueza y aguanté hasta que él ya no pudo más

. Así comencé. De vez en cuando con él... En el colegio disfrutaba más las carreras de velocidad, que las de resistencia, tenía pocos rivales, jeje.
No te voy a decir que sea atleta de nacimiento, ni que no lo haya dejado cientos de veces, pero una vez me estabilicé emocionalmente,
no quise bajar demasiado la guardia, y desde entonces (14 años) no he fallado demasiado, sobre todo a raíz de un comentario que mi mujercita me hizo al poco de casados y que me caló tan hondo que no lo pude resistir. Cada vez que lo dejo una temporada, me cuesta arrancar, pero como no lo dejo demasiado, no me cuesta coger en seguida el ritmo.
A VER, A VER. DE QUÉ ESTÁS HABLANDO?
Ahora bien, si es la primera vez y no tienes once años, a un padre al que demostrarle que puedes más que él o a una pareja que te recrimine que la curva se va generando cuando ella la mantiene a raya... Te costará un poquito más.
Primero intentaría andar diez minutos a paso ligero, correr diez minutos y andar de nuevo otros diez minutos a paso ligero para recuperar el aliento. Total media hora. Cuando ya esos diez minutos centrales no te cuesten casi, los aumentas a doce y haces ocho por delante y por detrás a paso ligero... Y así aumentando dos minutos en la carrara cada vez que sientas que puedes, cuando menos te lo esperes, correrás como mínimo veinte y en pocos meses la media hora.
Yo sólo corro media hora, es lo justo para sentirme bien y no necesitar mucho tiempo. Lo único que cuando quiero esforzarme un poco más, lo hago subiendo fuertes pendientes o aumentando el ritmo y alargando el paso.
Lo más importante es ser constante, sobre todo hasta que cojas el ritmo, después te puedes despistar alguno de los días que te toque, pero no te relajes si no te costará coger el ritmo de nuevo. ¡Ah! proponte hacerlo un día si, otro no, así no te cansarás. El día intermedio haz otro deporte.
y
AQUÍ, DE QUÉ SIGUES HABLANDO. UY, UY, UY
A mi me gusta este porque lo puedo hacer en poco tiempo y me resulta efectivo, no dependo de nadie y es muy económico..
PARA MÍ CADA VEZ ESTÁ MÁS CLARO DE LO QUE HABLAS.....
¡Anímate! verás que bien te sientes.