Como voy leyendo a trompicones después tendré que leérmelo bien, Ángel he leido que has vivido en Calatayud , algo más de ti, pensé que siempre habias vivido en Málaga, me imagino que sería destino de tu padre.
No
Maribel... Desde luego es que no hago más que desnudarme en este café cada dos por tres

... Debido a los destinos de mi padre sólo nos tuvimos que mudar de casa en un periodo de cuatro años y no fué muy lejos... A Fuengirola. Bueno sí, mi primer año de vida lo pasé en Marbella... Pero el resto del tiempo siempre vivimos en el mismo piso de Málaga capital.
Lo de Calatayud es una laaarga historia... Intentaré resumirla.
Estando en octavo de EGB un día se pasaron unos militares por el colegio para explicarnos que había un modo de aprender, asegurándonos un futuro en el ejercito. Tras los estudios medios podía presentarte a un exámen para ir ascendiendo a cada grado según la edad...
A mí, como podrás comprender por lo que hablamos, todo lo que fuera salir de casa me llamaba tanto la atención que era todo oídos... Explicaron que si aprobábamos el exámen de ingreso y pasábamos las pruebas médicas y físicas, tendríamos la oportunidad de estudiar un FP en Madrid o Calatayud (500 plazas en cada Instituto)
Levanté la mano para apuntarme en la lista y mi profesor de matemáticas que era lo "peor de lo peor" en cuanto a inteligencia educativa, se rió a carcajadas delante de todo el mundo diciéndo ¡¿TÚ?!... He de reconocer que me aturdía tanto su presencia, que esa clase no la llevaba como desearía... Me dijo que como tutor, me recomendaba que no perdiera el tiempo.
Al llegar a casa lo comenté. Mis padres no estaban en absoluto de acuerdo, así que si quería eso, tendría que buscarme la vida. Les pedí que me apuntaran un par de meses en la academia militar que llevaban los mismos representantes que vinieron a la escuela y en eso al menos me apoyaron, sabían que era un buen refuerzo para terminar bien el curso.
Ni te imaginas como hinqué los codos, trabaje duro, duro... La ilusión que tenía por largarme y conocer otro mundo viviendo mi vida era tal, que no me lo podía quitar de la cabeza...
Me presenté al exámen en un cuartel de Granada. Era como una oposición, en toda España (31.000 aspirantes a la misma hora pasábamos la prueba... En unas semanas me llegó a casa una carta donde decía que había sacado el número 342 para Calatayud... ¡Pegué tal salto que toqué el techo con aquel escrito! Eran los últimos días de clase antes del verano y ni te imaginas lo que disfruté refregándole la carta por la cara al profesor de matemáticas... Me dijo que sabía que podría, pero que tenía que incentivarme :evil:...
Mis padres siguieron en sus treces, los análisis médicos, buscar los billetes de tren pagados por el ejército y todo el papeleo, los tuve que hacer sin ayuda cuando no había salido nunca sin ellos del barrio... Tenía trece años.
En septiembre me incorporé al INSTITUTO POLITÉCNICO Nº2 DEL EJÉRCITO, y superé las pruebas físicas tras haberme entrenado todo el verano... resistencia, velocidad, flexiones, la cuerda... Todo lo que me iban a pedir lo pasé de sobra, pero lo último era a lo que más miedo tenía...
Eran las pruebas médicas. Según los requisitos, mi vista superaba en casi dos dioptrías el varemo. Estaba muy nervioso porque si no veía el cartél
no pasaba a pesar de haber superado las demás pruebas... El único remedio que puse para evitarlo fué ir varias veces al oculista antes de septiembre... ¿Para qué? me aprendí el cartel tipo del oftalmólogo de memoria al comprobar que era el mismo que había en la óptica donde llevaba toda la vida yendo... ¡Y resultó! bulto que me señalaban con el puntero, bulto que yo identificaba a la perfección, me lo había aprendido hacia delante, hacia detrás...
Y esta es la pequeña historia de aquella escapada temporal...
Una vez allí, la especialidad que yo deseaba cursar era delineación o topografía, pero las plazas se elegían en un salón de actos según el número con el que hubieras aprobado, así que cuando llegó a mí, esa especialidad con sólo unas treinta plazas se había agotado... Elegí la rama de administrativo y no me gustó nada, así que el curso siguiente volví a casa para estudiar lo que me gustaba.
La experiencia me la llevé conmigo y descubrí que no me gustaba la vida militar... Pero también el compañerismo, la amistad, a valerme por mi mismo, a viajar sólo... Recuerdo la etapa con mucho cariño.
¡Uy! al final he contado la versión mediana, jejeje Me voy a recoger a la peque que me ha llamado Ana que la mayor se ha tenido que volver del cole a media mañana porque andaba regularcilla... Un fuerte dolor de cabeza...