Llegamos al Puente de las Herrerías a las cuatro y media del jueves, dimos una vuelta por dentro y como no encontramos sitio nos fuimos al Llanos de Arance. Una hora más tarde desaparecía el niño.
El viernes por la mañana ya se sabía por todos los pueblos de la zona. Por la tarde estuvimos en la cerrada del Utrero, donde un helicóptero de la GC estuvo sobre volando muy bajo durante horas entre los cerros y al abrir con el aire entre los matorrales y dejando ver lo escarpado y rocoso del terreno, muchos de los que estábamos allí ya presagiábamos el fatal desenlace.