Bueno, ahí os pongo un chistecillo:
El marido en el lecho de muerte y su amante esposa, sujetandole la mano hecha un mar de lágrimas, para que no sufra:
Cariño, me muero.
-No digas eso amor, relajate y descansa.
No cariño, se que me muero, pero antes deboconfesarte una cosa.
-No amor, no consentire que me dejes jamas, relajate y descansa.
No, no puedo irme con este cargo de conciencia, he de confesarte, que a lo largo de nuestro matrimonio, me he acostado con tu hermana, con tu prima Josefa, con tu mejor amiga Rosa, con la vecina del 5º, con la mujer de Jesús el tendero, con la del estanquero, con mi secretaria y con la Señora de la limpieza de la oficina.
-Lo se mi amor, pero relajate y descansa, y deja que el veneno haga su efecto.