kraus
Caminante
Si tenemos que vivir tres días, hoy es el segundo y ha sido pasado por agua. Cuando estoy escribiendo hace un par de horas que ha dejado de llover y el registro ha sido de 32,5 mm de precipitación (mm=litros por metros cuadrado). Lloviendo desde la medianoche anterior, el reparto no ha sido uniforme sino que se ha intensificado entre las 10:00 y las 13 horas, justo cuando el intrépido campo base se movía por los pinares de la falda sur de la Najarra, conocido como Monte Aguirre.
El bosque tenía un color mágico
como si entre la niebla fuese a aparecer la Santa Compaña
Cruzamos con alguna dificultad el arroyo de San Blas
Muchos árboles caídos por los vendavales del invierno
Estos últimos ya no están, pues el campo base se ha ocupado de dejar libre el sendero para futuros caminantes.
Nos encontramos una sonriente vértebra de vacuno
Cambiamos de barranco para acercarnos al arroyo de los eriales donde se encontraba la chorrera objeto de nuestro caminar.
El musgo tenía, en algunos lugares, un verde resplandeciente
y los líquenes se mostraban lustrosos
Empezamos el regreso cruzando al arroyo de los eriales
Vaya, un hongo, hay que evaluar si es comestible
Los senderos por este bosque son antiguos, bien asentados y sin demasiada pendiente.
Volvimos a cruza el arroyo de San Blas, esta vez por un lujoso puente de piedra
Más abajo en el cauce está la chorrera de este arroyo, escondida entre fresnos
Mojados pero contentos (al menos nadie se atrevió a decir lo contrario) acabamos la excursión de este segundo día
Vista 3D, perfil y resumen del día



El bosque tenía un color mágico
como si entre la niebla fuese a aparecer la Santa Compaña
Cruzamos con alguna dificultad el arroyo de San Blas
Muchos árboles caídos por los vendavales del invierno
Estos últimos ya no están, pues el campo base se ha ocupado de dejar libre el sendero para futuros caminantes.
Nos encontramos una sonriente vértebra de vacuno
Cambiamos de barranco para acercarnos al arroyo de los eriales donde se encontraba la chorrera objeto de nuestro caminar.
El musgo tenía, en algunos lugares, un verde resplandeciente
y los líquenes se mostraban lustrosos
Empezamos el regreso cruzando al arroyo de los eriales
Vaya, un hongo, hay que evaluar si es comestible
Los senderos por este bosque son antiguos, bien asentados y sin demasiada pendiente.
Volvimos a cruza el arroyo de San Blas, esta vez por un lujoso puente de piedra
Más abajo en el cauce está la chorrera de este arroyo, escondida entre fresnos
Mojados pero contentos (al menos nadie se atrevió a decir lo contrario) acabamos la excursión de este segundo día
Vista 3D, perfil y resumen del día


