abueletes
timid@
Este viaje lo precede una frase de Vartan Matiossian que dice:
“El país que ya no tenga leyendas, está condenado a morir de frío es harto posible .Pero el pueblo que no tuviera mitos, estaría ya muerto”
Esta mañana comienza nuestra partida hacia el Cáucaso, la situación que precede al viaje ha sido risible.
Me dispongo a tirar la basura porque al estar varios meses alejados de casa no es plan de dejarla en casa, así que diligentemente me dirijo al contenedor mas cercano ,abro la tapa y lanzo la bolsa, cuando regreso al coche me percato, que lo que he tirado es la bolsa de la comida preparada para la ruta, así que vuelvo para ver si la puedo coger ,y veo que es imposible ,pero como soy una persona de recursos ,hay un palé cercano ,lo apoyo al contenedor y trepo utilizándolo como escalera, entro con mucho cuidadito y una vez dentro recojo la única bolsa que hay ,que es la mía y trato de salir, inútil intento, permanezco encerrada en el contenedor pensando como poder salir y trepo apoyándome en un saliente interior, quedando a caballo con una pierna dentro y otra fuera ,me entra la risa de ver en que situaciones me encuentro, una persona casi de la tercera edad, encaramada a este artilugio sin poder entrar ni salir,,al final consigo poner el pie en el palé que me sirvió de escalera y consigo descender
Corro al coche para trasladar lo que hay dentro de la bolsa a otra limpia y lavarme con tollitas de las de bebe y agua de una botella ¡que no se entere Enrique ¡
Pasamos la frontera con una celeridad espantosa y al llegar a Fez el termómetro marca 47 grados, el aire acondicionado nos consuela y llegamos a las estribaciones del Rif donde paramos a comprar unos deliciosos higos tempranos que tanto me gustan, todo el camino con un importante vendaval y así llegamos a Ceuta, la frontera agilísima, excepto porque se empeña el de la ventanilla en comprobar que yo soy yo, no se fía del pasaporte.
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Nota aclaratoria: desde el formato libro puedes descargarse en pdf tanto el relato completo como una o varias páginas.
“El país que ya no tenga leyendas, está condenado a morir de frío es harto posible .Pero el pueblo que no tuviera mitos, estaría ya muerto”
Esta mañana comienza nuestra partida hacia el Cáucaso, la situación que precede al viaje ha sido risible.
Me dispongo a tirar la basura porque al estar varios meses alejados de casa no es plan de dejarla en casa, así que diligentemente me dirijo al contenedor mas cercano ,abro la tapa y lanzo la bolsa, cuando regreso al coche me percato, que lo que he tirado es la bolsa de la comida preparada para la ruta, así que vuelvo para ver si la puedo coger ,y veo que es imposible ,pero como soy una persona de recursos ,hay un palé cercano ,lo apoyo al contenedor y trepo utilizándolo como escalera, entro con mucho cuidadito y una vez dentro recojo la única bolsa que hay ,que es la mía y trato de salir, inútil intento, permanezco encerrada en el contenedor pensando como poder salir y trepo apoyándome en un saliente interior, quedando a caballo con una pierna dentro y otra fuera ,me entra la risa de ver en que situaciones me encuentro, una persona casi de la tercera edad, encaramada a este artilugio sin poder entrar ni salir,,al final consigo poner el pie en el palé que me sirvió de escalera y consigo descender
Corro al coche para trasladar lo que hay dentro de la bolsa a otra limpia y lavarme con tollitas de las de bebe y agua de una botella ¡que no se entere Enrique ¡
Pasamos la frontera con una celeridad espantosa y al llegar a Fez el termómetro marca 47 grados, el aire acondicionado nos consuela y llegamos a las estribaciones del Rif donde paramos a comprar unos deliciosos higos tempranos que tanto me gustan, todo el camino con un importante vendaval y así llegamos a Ceuta, la frontera agilísima, excepto porque se empeña el de la ventanilla en comprobar que yo soy yo, no se fía del pasaporte.
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