Webcampista.com

mucho más que un foro

Vacaciones al raso

webmaster

Administrator
Levantarse. Oler a mar. Oler a pino... Y carecer de muchas comodidades. Es lo que pueden hacer las 400 personas que habitan en el camping de Cala Bassa, en Sant Antoni. La mayoría eligen este lugar por razones económicas, aunque algunos aseguran que lo hacen para tener «más libertad».

Ari vino a Eivissa el año pasado y esta vez quería repetir la experiencia. Acompañada por Aina y Elena, cargaron su coche y navegaron desde Barcelona hasta la isla. Aina nunca había tenido la experiencia de vivir en un camping, y tras varios días durmiendo casi a la intemperie, asegura estar «encantada».
Las tres amigas han pagado unos 150 euros por una semana en la zona de acampada y pronto se han hecho amigas de sus vecinos: «Hay que venir con mucha tranquilidad, ganas de conocer gente y de aceptar el ambiente que hay aquí», dice la catalana. «Los lavabos y las duchas están muy bien, hay unos para chicos y otros para chicas. Están limpios y siempre hay papel. Además se pueden fregar los platos. Lo malo es que a veces se acaba el agua caliente», explica Aina, quien advierte de la existencia de algo muy importante: «¡hay cajas para reciclar!».

Cuando se les pregunta por el resto de gastos, se muestran despreocupadas: «Teniendo comida, sitio para dormir y gasolina para el coche, nos sobra». Para comer no se complican la vida. Trajeron una gran compra desde Barcelona y tienen una neverita y un camping gas para cocinar. Respecto a la seguridad, Aina cuenta que ponen un candado, sin embargo ha podido comprobar las buenas intenciones de la gente del lugar con sus vecinos de enfrente, Sergio y Ángela , que vienen desde Madrid. Ella es pintora, y él, malabarista. Sergio dejó su móvil cargándose en los cuartos de baño, que son comunes, durante todo un día, y nadie se lo quitó: «Si pones un candado en la tienda, parece que tienes algo importante y puede llamar la atención», dice el malabarista, que lleva acampado desde el día 7 de agosto. «Nos hemos pasado el año trabajando para tener unas vacaciones tranquilas. Lo bueno es que si nos quedamos sin dinero, podemos hacer un número en la calle», cuenta.

Dormir bajo las estrellas

Hasta las tres o las cuatro de la madrugada se quedan en la calle, sobre un colchón, admirando las estrellas y charlando con los vecinos. También hacen excursiones andando hasta Platges de Compte, o sitios cercanos. Asegura el malabarista que no «cambiaría esto por nada».

El camping de Cala Bassa ha estado lleno prácticamente todo el mes de agosto, «más que otros años», explica Diana, quien lleva trabajando allí tres años. «Cuando llueve no hay problema porque el camping está en pendiente y no se inunda», explica Diana, quien además, asegura que «la zona de barbacoas se utiliza mucho».

Josep y seis amigos más han venido desde Valencia para estar siete días en Eivisa. Tienen unas tiendas amplias, aunque «encontrar la postura es lo más complicado, peor que los mosquitos», bromea David. Han gastado varios camping gas preparando la comida, aunque no pasan mucho tiempo en la zona de acampada. Entre todos han pagado 327 euros por la semana entera y, aunque alguno se muestra remolón, se ponen de acuerdo en que no lo cambiarían por un apartamento.

Los bungalows que pone a disposición el camping disponen de las justas comodidades: el más grande incluye tres dormitorios con un par de camas pequeñas cada uno, un cuarto de baño con ducha, váter y lavabo (con agua fría y caliente), además de una pequeña cocina.

De la Quechua, a la caravana

Además de las numerosísimas tiendas de campaña, de muy diversos tamaños, colores y formas, también se puede disponer de una caravana, aunque con menos lujos y sin posibilidad de arrancarla. Funcionan como lugar de descanso, y cuentan con un par de camas y fogones para cocinar.

Jordi, su mujer y su hija han alquilado una de las caravanas de Cala Bassa, y entre todos pagarán unos 50 eurospor cada uno de los diez días que estarán aquí. También vienen desde Cataluña, probablemente el lugar de donde salen más campistas, junto a la Comunitat Valenciana. Llegaron ayer a las siete de la mañana, y nada más bajarse del barco visitaron Dalt Vila, que les maravilló. Aunque la mayoría eligen un camping por cuestiones económicas, esta familia llega con ganas de tener una experiencia nueva y pensaron que en el campamento encontrarían «más libertad, por ejemplo, para cocinar y cenar fuera», pero no en un restaurante, sino al aire libre y rodeados de naturaleza. Vienen con la idea de ver la «auténtica» Eivissa, los «pueblos vírgenes, los asentamientos fenicios...», cuenta el padre de familia.

Un poco más lejos, de vuelta a a zona de acampada, Mireia y Meritxell preparan unos bocadillos con lo que han traído de casa: acaban de llegar. Aún no saben qué harán, ni han visitado la hermosa cala que tienen a poco metros, pero descansan al lado de su tienda y se preparan para el día que les espera.

fuente: Diario de Ibiza
 
Arriba
© 2004-2024 Webcampista.com