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El Camping Bahía se convierte durante una buena época del año en el hogar de numerosos ciudadanos extranjeros que, ya jubilados, optan por pasar el frío invierno de sus países en Santa Pola, con temperaturas mucho más suaves. La mayoría vuelve a sus países en primavera y dejan reservada la plaza para el siguiente año.
El clima, la tranquilidad y unos precios más bajos que en sus países son los motivos por los que muchos jubilados extranjeros, fundamentalmente del norte de Europa, deciden ya no sólo pasar sus vacaciones en España, sino largos periodos que llegan a sobrepasar el medio año.
En Santa Pola, un ejemplo de este tipo de turismo es el que tiene el Camping Bahía, ubicado a la entrada de la localidad, que al contrario que muchos otros, vive su temporada alta en la época invernal por la preferencia de los ciudadanos extranjeros de alejarse de los duros inviernos de sus respectivos países.
El camping se convierte así en una pequeña ciudad multicultural en la que de octubre a febrero pueden tener una media de 200 campistas, que pueden llegar a 250 en periodos de máxima afluencia. Precisamente ahora, los extranjeros que han pasado el invierno comienzan a marcharse, según explica uno de los encargados de recepción, José Manuel Baile. "Muchos se marchan con la reserva ya hecha para el próximo año y normalmente quieren la misma parcela", dice.
Bo Pyykkonen un jubilado finlandés que reside en el camping lo confirma. Llegó junto con su esposa en octubre y está a punto de emprender la vuelta a su país. El turista explica que ahora en su país las temperaturas comienzan a ser más llevaderas y el verano en España resulta muy caluroso.
No obstante, Pyykkonen espera volver el próximo año, que será el cuarto, al Camping Bahía de Santa Pola pese a que para ello tenga que cruzar toda europa en su caravana. Se toman su tiempo, explica el finlandés. "Tardamos unos nueve días en llegar y vamos parando en diferentes ciudades", señala, y explica que su país en invierno es, además de frío, oscuro y "España es más barato que Finlandia". Pone como ejemplo que "aquí podemos ir a comer a un restaurante una vez por semana, mientras que en nuestro país, una al mes".
El campista explica que en el camping tiene ya sus conocidos, finlandeses pero también de otros países. Así, otro de los encargados de recepción, Martín Martínez, explica que por nacionalidades hay mayoría de holandeses y alemanes, seguidos de ingleses y escandinavos (daneses, suecos y noruegos) y, ya de lejos, franceses e italianos.
José Manuel Baile explica que la vida que llevan los residentes extranjeros es muy tranquila pero activa, ya que salen a andar o con sus bicicletas, así como a excursiones por pueblos de la provincia. De hecho, también se mezclan con los santapoleros en sus paseos, haciendo sus compras y cuando hay alguna festividad, de las que Pyykkonen señala que "hay muchas" y die que aunque no las entiende le despiertan curiosidad. En este sentido, los extranjeros también celebran sus fiestas en las calles del camping, explica José Manuel Baile.
fuente: http://www.diarioinformacion.com/
El clima, la tranquilidad y unos precios más bajos que en sus países son los motivos por los que muchos jubilados extranjeros, fundamentalmente del norte de Europa, deciden ya no sólo pasar sus vacaciones en España, sino largos periodos que llegan a sobrepasar el medio año.
En Santa Pola, un ejemplo de este tipo de turismo es el que tiene el Camping Bahía, ubicado a la entrada de la localidad, que al contrario que muchos otros, vive su temporada alta en la época invernal por la preferencia de los ciudadanos extranjeros de alejarse de los duros inviernos de sus respectivos países.
El camping se convierte así en una pequeña ciudad multicultural en la que de octubre a febrero pueden tener una media de 200 campistas, que pueden llegar a 250 en periodos de máxima afluencia. Precisamente ahora, los extranjeros que han pasado el invierno comienzan a marcharse, según explica uno de los encargados de recepción, José Manuel Baile. "Muchos se marchan con la reserva ya hecha para el próximo año y normalmente quieren la misma parcela", dice.
Bo Pyykkonen un jubilado finlandés que reside en el camping lo confirma. Llegó junto con su esposa en octubre y está a punto de emprender la vuelta a su país. El turista explica que ahora en su país las temperaturas comienzan a ser más llevaderas y el verano en España resulta muy caluroso.
No obstante, Pyykkonen espera volver el próximo año, que será el cuarto, al Camping Bahía de Santa Pola pese a que para ello tenga que cruzar toda europa en su caravana. Se toman su tiempo, explica el finlandés. "Tardamos unos nueve días en llegar y vamos parando en diferentes ciudades", señala, y explica que su país en invierno es, además de frío, oscuro y "España es más barato que Finlandia". Pone como ejemplo que "aquí podemos ir a comer a un restaurante una vez por semana, mientras que en nuestro país, una al mes".
El campista explica que en el camping tiene ya sus conocidos, finlandeses pero también de otros países. Así, otro de los encargados de recepción, Martín Martínez, explica que por nacionalidades hay mayoría de holandeses y alemanes, seguidos de ingleses y escandinavos (daneses, suecos y noruegos) y, ya de lejos, franceses e italianos.
José Manuel Baile explica que la vida que llevan los residentes extranjeros es muy tranquila pero activa, ya que salen a andar o con sus bicicletas, así como a excursiones por pueblos de la provincia. De hecho, también se mezclan con los santapoleros en sus paseos, haciendo sus compras y cuando hay alguna festividad, de las que Pyykkonen señala que "hay muchas" y die que aunque no las entiende le despiertan curiosidad. En este sentido, los extranjeros también celebran sus fiestas en las calles del camping, explica José Manuel Baile.
fuente: http://www.diarioinformacion.com/