MAguayo
WebCampero
Hago eco de dos artículos interesantes, al margen de la ideología del autor, ni de si sus correligionarios que no siguieron ni aplicaron en su día las ideas expuestas.
Pero a título personal, y otorgándole la presunción de inocencia prescrita en la Constitución, ya que no le conozco más que de estos textos, creo adecuado difundirlas, aún siendo ideas que ya he oído de otras bocas anónimas y que seguro a más de uno os sonarán com ovuestras.
Arriba el mercado de segunda mano y el libre intercambio de mercancías al margen de fabricantes y distribuidores.
Y si así no se encuentra, buscad en la tienda de la esquina, amtes que en los colosos supermercados monopolistas.
domingo 18 de marzo de 2012
Aviso a El Corte Inglés, Inditex, Cortefiel, Hispanitas....de que ya solo compro ropa en outlets o en rebajas. Ah! y que conozco todas las modistas de arreglos de mi barrio. Aviso a Cepsa, BP, Repsol, Shell, Petronor, Avia… de que me acostumbré a conducir despacio cuando la limitación a 110 y que ahora paso de largo por muchas gasolineras. Y, por supuesto, en los viajes largos uso el bus.
Aviso a Prisa, Vocento, Mediapro, Mediaset, Euskaltel y Movistar que la TV de pago ni siquiera la tengo como opción y que he descubierto que se vive perfectamente sin comprar todos los días todos los periódicos. Aviso a las cadenas Barceló, Sol, Zenith, Meliá… de que ya he reservado plaza en un camping para este verano en lugar del hotel de playa de los pasados años.
Soy un privilegiado. Tengo un buen sueldo, excelente en comparación con el de la mayoría de mis amigos, así que estas decisiones no son nada comparadas con las que, sí o sí, han de tomar ellos y otros muchos millones de consumidores. Porque -señores- no olviden que austeridad es NO COMPRAR.
Quienes hoy aplauden entusiasmados esta reforma laboral que precariza los empleos, que expulsa a la clase media del mercado, que destroza la esperanza de los jóvenes más preparados que miran al extranjero como hicieron sus abuelos, mejor harían en no recalentarse las manos con tanta ovación porque tal vez las necesiten para cavar con ellas la tumba de los negocios que hasta ahora les hicieron ricos.
Quien paga sueldos nimileuristas no puede ser tan tonto como para creer que el resto de empresas no harán lo mismo que él y que, por lo tanto, al cabo no habrá consumidores capaces de comprar lo que él tanto necesita vender. Es obvio. Falta solo saber cuánto tardarán en darse cuenta y a cuánta gente habrán destrozado para entonces.
Aviso de que mi huelga particular empezó antes del 29 y que se prolongará mucho después. ¿Y la de usted?
Publicado en Danok Bizkaia el 16 de marzo de 2012
Publicado por Carlos Gorostiza
viernes 30 de marzo de 2012
Yo ya avisé
Hace dos semanas publiqué en esta columna un texto que advertía de que recortar los derechos y las remuneraciones de quienes vivimos de una nómina no iba a tener los benéficos resultados que, con alegría sin cuento, le atribuyen los gobiernos que lo impulsan o las entidades bancarias y empresariales que lo aplauden.
Avisaba de que siendo yo, por ahora, un privilegiado en mis ingresos, sin embargo ya he empezado a establecer hábitos de consumo fuertemente restrictivos. A la fuerza después de escuchar tantas veces ese mantra de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” y escuchárselo, precisamente, a los que concedieron miles de créditos por encima de sus posibilidades de cobrarlos, empaquetaron hipotecas basura por encima de cualquier posibilidad de ejecutarlas o apostaron por un crecimiento ilimitado y eterno, por encima de cualquier posibilidad real. Justo a esos.
Pues a mi “huelga particular de consumidor” parece que se está sumando mucha gente más, ya que esta semana se ha sabido que en los últimos dos meses la recaudación por IVA se ha desplomado en Euskadi nada menos que un 21% mientras el conjunto de la recaudación ha caído un 4,7%. Les juro que no he podido ser yo solo.
La creación de una clase media potente y dinámica es un proceso lento y caro: hace falta dinamismo y libertad de empresa, por supuesto, pero también hacen falta servicios sanitarios accesibles y de calidad, educación generalizada y de alto nivel, libertad política, competencia no fingida, transparencia en el manejo de lo público, acceso al derecho, infraestructuras, una red bancaria y empresarial eficiente y profesional y, en definitiva, una sólida cultura democrática y cívica. De hecho democracia y clase media suelen ser valores que aumentan o disminuyen ambos a la vez.
Pero para desmontar esa sociedad imperfecta pero solidaria, decente, libre y próspera que era lo normal en Europa durante décadas, solo hace falta ir destruyendo las redes públicas que la han cohesionado y que han permitido que cada generación haya podido vivir mejor que sus padres. Y eso es lo que se está haciendo precisamente.
Debilitar a la clase media es una mala idea económica. Las sociedades con multitudes paupérrimas y oligarquías opulentas tienen poco futuro, el Tercer Mundo está lleno de ejemplos. Pero me temo que quienes demostraron tanta avaricia como ineptitud a la hora de gestionar el capitalismo ultraliberal sin reglas, vuelven ahora con las mismas gafas de madera a decirnos lo claramente que ven que nuestro empobrecimiento va a resultar beneficioso para todos. Me asalta la sospecha de que no sean tan tontos como se lo hacen y que lo que busquen con esas mentiras es que recortando nuestros ingresos perdamos también parte de nuestra libertad. ¿A ver si va a ser eso?
Publicado en Danok Bizkaia el 30 de marzo de 2012
Publicado por Carlos Gorostiza
Pero a título personal, y otorgándole la presunción de inocencia prescrita en la Constitución, ya que no le conozco más que de estos textos, creo adecuado difundirlas, aún siendo ideas que ya he oído de otras bocas anónimas y que seguro a más de uno os sonarán com ovuestras.
Arriba el mercado de segunda mano y el libre intercambio de mercancías al margen de fabricantes y distribuidores.
Y si así no se encuentra, buscad en la tienda de la esquina, amtes que en los colosos supermercados monopolistas.
domingo 18 de marzo de 2012
¡Yo aviso!
Aviso a Seat, Renault, Vw, Ford, Opel… de que he reparado mi viejo coche y que ya he descartado completamente cambiarlo. Aviso al BBVA, Santander, La Caixa, Kutxa…de que he renunciado a aquella compra que tenía pensada y que no necesitaré ya pedir ningún crédito. Aviso a Bimbo, Danone, Nestlé, Campofrío, Henkel, Fairy, Ariel... de que me he convertido en un experto en marcas blancas, que son las únicas que llenan ahora mi carro.
Aviso a El Corte Inglés, Inditex, Cortefiel, Hispanitas....de que ya solo compro ropa en outlets o en rebajas. Ah! y que conozco todas las modistas de arreglos de mi barrio. Aviso a Cepsa, BP, Repsol, Shell, Petronor, Avia… de que me acostumbré a conducir despacio cuando la limitación a 110 y que ahora paso de largo por muchas gasolineras. Y, por supuesto, en los viajes largos uso el bus.
Aviso a Prisa, Vocento, Mediapro, Mediaset, Euskaltel y Movistar que la TV de pago ni siquiera la tengo como opción y que he descubierto que se vive perfectamente sin comprar todos los días todos los periódicos. Aviso a las cadenas Barceló, Sol, Zenith, Meliá… de que ya he reservado plaza en un camping para este verano en lugar del hotel de playa de los pasados años.
Soy un privilegiado. Tengo un buen sueldo, excelente en comparación con el de la mayoría de mis amigos, así que estas decisiones no son nada comparadas con las que, sí o sí, han de tomar ellos y otros muchos millones de consumidores. Porque -señores- no olviden que austeridad es NO COMPRAR.
Quienes hoy aplauden entusiasmados esta reforma laboral que precariza los empleos, que expulsa a la clase media del mercado, que destroza la esperanza de los jóvenes más preparados que miran al extranjero como hicieron sus abuelos, mejor harían en no recalentarse las manos con tanta ovación porque tal vez las necesiten para cavar con ellas la tumba de los negocios que hasta ahora les hicieron ricos.
Quien paga sueldos nimileuristas no puede ser tan tonto como para creer que el resto de empresas no harán lo mismo que él y que, por lo tanto, al cabo no habrá consumidores capaces de comprar lo que él tanto necesita vender. Es obvio. Falta solo saber cuánto tardarán en darse cuenta y a cuánta gente habrán destrozado para entonces.
Aviso de que mi huelga particular empezó antes del 29 y que se prolongará mucho después. ¿Y la de usted?
Publicado en Danok Bizkaia el 16 de marzo de 2012
Publicado por Carlos Gorostiza
viernes 30 de marzo de 2012
Yo ya avisé
Hace dos semanas publiqué en esta columna un texto que advertía de que recortar los derechos y las remuneraciones de quienes vivimos de una nómina no iba a tener los benéficos resultados que, con alegría sin cuento, le atribuyen los gobiernos que lo impulsan o las entidades bancarias y empresariales que lo aplauden.
Avisaba de que siendo yo, por ahora, un privilegiado en mis ingresos, sin embargo ya he empezado a establecer hábitos de consumo fuertemente restrictivos. A la fuerza después de escuchar tantas veces ese mantra de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” y escuchárselo, precisamente, a los que concedieron miles de créditos por encima de sus posibilidades de cobrarlos, empaquetaron hipotecas basura por encima de cualquier posibilidad de ejecutarlas o apostaron por un crecimiento ilimitado y eterno, por encima de cualquier posibilidad real. Justo a esos.
Pues a mi “huelga particular de consumidor” parece que se está sumando mucha gente más, ya que esta semana se ha sabido que en los últimos dos meses la recaudación por IVA se ha desplomado en Euskadi nada menos que un 21% mientras el conjunto de la recaudación ha caído un 4,7%. Les juro que no he podido ser yo solo.
La creación de una clase media potente y dinámica es un proceso lento y caro: hace falta dinamismo y libertad de empresa, por supuesto, pero también hacen falta servicios sanitarios accesibles y de calidad, educación generalizada y de alto nivel, libertad política, competencia no fingida, transparencia en el manejo de lo público, acceso al derecho, infraestructuras, una red bancaria y empresarial eficiente y profesional y, en definitiva, una sólida cultura democrática y cívica. De hecho democracia y clase media suelen ser valores que aumentan o disminuyen ambos a la vez.
Pero para desmontar esa sociedad imperfecta pero solidaria, decente, libre y próspera que era lo normal en Europa durante décadas, solo hace falta ir destruyendo las redes públicas que la han cohesionado y que han permitido que cada generación haya podido vivir mejor que sus padres. Y eso es lo que se está haciendo precisamente.
Debilitar a la clase media es una mala idea económica. Las sociedades con multitudes paupérrimas y oligarquías opulentas tienen poco futuro, el Tercer Mundo está lleno de ejemplos. Pero me temo que quienes demostraron tanta avaricia como ineptitud a la hora de gestionar el capitalismo ultraliberal sin reglas, vuelven ahora con las mismas gafas de madera a decirnos lo claramente que ven que nuestro empobrecimiento va a resultar beneficioso para todos. Me asalta la sospecha de que no sean tan tontos como se lo hacen y que lo que busquen con esas mentiras es que recortando nuestros ingresos perdamos también parte de nuestra libertad. ¿A ver si va a ser eso?
Publicado en Danok Bizkaia el 30 de marzo de 2012
Publicado por Carlos Gorostiza