El problema estaría en una chapa protectora de la batería dotada de varios orificios de desagüe que, bajo determinadas condiciones, podrían acumular suciedad hasta obturarse, favoreciendo la acumulación de pequeñas cantidades de agua que, a largo plazo, podrían provocar la corrosión de esa zona e incluso de los soportes de la batería, lo que a su vez podría acabar afectando a este elemento y en situaciones extremas provocar un incendio.
No se ha dado ningún caso pero las cuatro marcas de Stellantis llevan tiempo poniéndose en contacto con los propietarios de esos 16.000 vehículos afectados por la campaña de recuperación; un proceso gratuito para el cliente y relativamente habitual en la mayoría de los fabricantes de automóviles.
En esta ocasión la operación de mantenimiento de seguridad lleva menos de media hora y consiste básicamente en ampliar el diámetro de los orificios mediante un taladro, tras lo cual se aplica una sustancia anticorrosiva en la zona intervenida.
Buena parte de los coches que deberán pasar la revisión ya han visitado el taller para esa pequeña modificación, como demuestra el ejemplo de Citroën, con unas 2.000 unidades afectadas en nuestro país, de las que un 40% ya habrían sido corregidas en las últimas semanas a través de su red oficial.