Hola a todos. Os voy a contar mi experiencia con el camping "La Rosaleda" en Conil (Cádiz). Estuvimos sólo cuatro días a mediados de septiembre, porque nos tuvimos que volver por problemas familiares. Los dos primeros días, estupendo, sin ruidos, tranquilidad absoluta y todo muy bien. Las parcelas son espaciosas, con mucha sombra y setos en dos lados. Lo malo llegó el tercer día. Estuvieron durante toda la mañana un grupo de jardineros peruanos cortando los setos con un cortasetos a gasolina, dos parcelas más allá de la nuestra. A las dos se fueron y creímos que se había terminado el ruido, pero en plena siesta, a las cuatro y media, volvieron con su motosierra. Nos quejamos a uno de ellos y se retiró un poco, pero siguió cortando otros setos. En recepción, nos dijeron que les dirían que pararan, pero la realidad es que pararon a las cinco y media, con lo cual, la siesta ya estaba jodida. También estuvieron pasando con maquinaria pesada tipo palas excavadoras.
Al día siguiente, a las diez de la mañana empezaron otra vez con lo mismo, pero esta vez justo en la parcela que estaba a nuestro lado. Mientras yo preparaba la caravana para irnos, Ana fue a quejarse a recepción y le dijo que prepararan el libro de reclamaciones. Al rato llega un tipo en una moto y me empieza a decir que esas son labores que hay que hacer y que es normal. Yo le digo que si tienen que hacer mantenimiento o bien que cierren el campin esos días o que avisen de que en esa zona va a haber operarios trabajando, que yo iba allí a descansar, no a estar en una obra.
Al final, después de mucho discutir nos fuimos y le pusimos la hoja de reclamaciones (que por cierto, se negó a firmar). Voy a llevarla a consumo y además, lo voy a denunciar a la inspección de trabajo, porque el personal que estaba trabajando ni tenía medidas de seguridad ni nada, iban en plan playero, sin caretas protectoras, ni guantes, ni petos ni nada.
Han demostrado un desprecio absoluto hacia el cliente, que es en definitiva el que les da de comer. Por lo tanto, aunque el camping es bonito, no volveremos más allí y no lo recomendamos a nadie. No tratan bien a sus clientes.
Saludos.
Al día siguiente, a las diez de la mañana empezaron otra vez con lo mismo, pero esta vez justo en la parcela que estaba a nuestro lado. Mientras yo preparaba la caravana para irnos, Ana fue a quejarse a recepción y le dijo que prepararan el libro de reclamaciones. Al rato llega un tipo en una moto y me empieza a decir que esas son labores que hay que hacer y que es normal. Yo le digo que si tienen que hacer mantenimiento o bien que cierren el campin esos días o que avisen de que en esa zona va a haber operarios trabajando, que yo iba allí a descansar, no a estar en una obra.
Al final, después de mucho discutir nos fuimos y le pusimos la hoja de reclamaciones (que por cierto, se negó a firmar). Voy a llevarla a consumo y además, lo voy a denunciar a la inspección de trabajo, porque el personal que estaba trabajando ni tenía medidas de seguridad ni nada, iban en plan playero, sin caretas protectoras, ni guantes, ni petos ni nada.
Han demostrado un desprecio absoluto hacia el cliente, que es en definitiva el que les da de comer. Por lo tanto, aunque el camping es bonito, no volveremos más allí y no lo recomendamos a nadie. No tratan bien a sus clientes.
Saludos.