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Granada. Unos 10.400 viajeros se alojaron en mayo en los acampamentos granadinos. Cambian las tendencias para las vacaciones.
Los viajeros han comenzado a cambiar su concepción de las vacaciones y buscan, cada vez más, lugares de ocio que les permitan alejarse de las prisas y la rutina diarias. Las playas abarrotadas, el apartamento compartido con toda la familia o el hotel con todo incluido empiezan a dejar paso a la naturaleza, al aire libre y a la tranquilidad del campo. El auge del turismo rural demostró que la gente busca formas diferentes de pasar su tiempo libre, pero ahora son los camping los que comienzan a ganar terreno. Tanto que el número de viajeros que optan por un establecimiento de este tipo ha subido casi un 40% respecto al año pasado.
Son datos del Instituto de Estadística de Andalucía (IEA) y se refieren a Granada, donde actualmente operan unos treinta acampamentos turísticos. En el mes de mayo –último período analizado– 10.410 viajeros eligieron un camping de la provincia para pasar sus días libres, frente a los 7.527 registrados el mismo mes del año pasado. La mayoría –7.257– procedía del extranjero, donde esta forma de turismo está más arraigada, mientras que 3.153 eran de origen nacional.
Según explica el presidente de la Asociación Provincial de Camping de Granada, Álvaro García, los clientes mayoritarios de los acampamentos son los propios granadinos, seguidos de los malagueños y los madrileños. Promoción. La causa de este espectacular aumento no es sólo el cambio de tendencia de los viajeros. También influye el importante esfuerzo de promoción que ha hecho el sector para situar a estos establecimientos al mismo nivel que los hoteles o los apartamentos turísticos.
García, que también es vicepresidente de la Federación de Camping de Andalucía, recuerda que sólo en 2007 el colectivo acudió a 27 ferias sectoriales de turismo, más de la mitad específicas de este sector. Esto ha permitido, entre otras cosas, romper con la estacionalidad que tradicionalmente ha ido ligada a este sector. De hecho, García asegura que el pasado invierno “logramos cifras de ocupación alta, cuando suele ser la época más floja”. La asignatura pendiente era la temporada de primavera y, a juzgar por los datos de mayo, también ha conseguido buenas cifras.
Sin crisis. La famosa crisis no parece afectar a estos establecimientos, ni negativa ni positivamente. Aunque alguno pudiera pensar que los camping se beneficiarán de la falta de poder adquisitivo de las familias (que cambien el hotel por el bungalow o la tienda de campaña), nada más lejos de la realidad. “Se trata de dos tipos de turistas totalmente distintos. A quien no le guste la naturaleza, no va a venir aunque sea más barato, así que no vamos a notar cambios por la crisis”, afirma García.
Eso sin contar con que algunos acampamentos de lujo cuestan ya casi como un hotel, así que la imagen de vacaciones baratas no es del todo cierta. “Hay camping con piscina, discotecas, comercios y otros muchos servicios, pero con la particularidad de poder dormir rodeado de naturaleza y sin el ajetreo de las ciudades”, explica García. Una forma distinta de descansar que, a juicio de los datos de ocupación, gana adeptos por momentos.
fuente: La Opinión de Granada
Los viajeros han comenzado a cambiar su concepción de las vacaciones y buscan, cada vez más, lugares de ocio que les permitan alejarse de las prisas y la rutina diarias. Las playas abarrotadas, el apartamento compartido con toda la familia o el hotel con todo incluido empiezan a dejar paso a la naturaleza, al aire libre y a la tranquilidad del campo. El auge del turismo rural demostró que la gente busca formas diferentes de pasar su tiempo libre, pero ahora son los camping los que comienzan a ganar terreno. Tanto que el número de viajeros que optan por un establecimiento de este tipo ha subido casi un 40% respecto al año pasado.
Son datos del Instituto de Estadística de Andalucía (IEA) y se refieren a Granada, donde actualmente operan unos treinta acampamentos turísticos. En el mes de mayo –último período analizado– 10.410 viajeros eligieron un camping de la provincia para pasar sus días libres, frente a los 7.527 registrados el mismo mes del año pasado. La mayoría –7.257– procedía del extranjero, donde esta forma de turismo está más arraigada, mientras que 3.153 eran de origen nacional.
Según explica el presidente de la Asociación Provincial de Camping de Granada, Álvaro García, los clientes mayoritarios de los acampamentos son los propios granadinos, seguidos de los malagueños y los madrileños. Promoción. La causa de este espectacular aumento no es sólo el cambio de tendencia de los viajeros. También influye el importante esfuerzo de promoción que ha hecho el sector para situar a estos establecimientos al mismo nivel que los hoteles o los apartamentos turísticos.
García, que también es vicepresidente de la Federación de Camping de Andalucía, recuerda que sólo en 2007 el colectivo acudió a 27 ferias sectoriales de turismo, más de la mitad específicas de este sector. Esto ha permitido, entre otras cosas, romper con la estacionalidad que tradicionalmente ha ido ligada a este sector. De hecho, García asegura que el pasado invierno “logramos cifras de ocupación alta, cuando suele ser la época más floja”. La asignatura pendiente era la temporada de primavera y, a juzgar por los datos de mayo, también ha conseguido buenas cifras.
Sin crisis. La famosa crisis no parece afectar a estos establecimientos, ni negativa ni positivamente. Aunque alguno pudiera pensar que los camping se beneficiarán de la falta de poder adquisitivo de las familias (que cambien el hotel por el bungalow o la tienda de campaña), nada más lejos de la realidad. “Se trata de dos tipos de turistas totalmente distintos. A quien no le guste la naturaleza, no va a venir aunque sea más barato, así que no vamos a notar cambios por la crisis”, afirma García.
Eso sin contar con que algunos acampamentos de lujo cuestan ya casi como un hotel, así que la imagen de vacaciones baratas no es del todo cierta. “Hay camping con piscina, discotecas, comercios y otros muchos servicios, pero con la particularidad de poder dormir rodeado de naturaleza y sin el ajetreo de las ciudades”, explica García. Una forma distinta de descansar que, a juicio de los datos de ocupación, gana adeptos por momentos.
fuente: La Opinión de Granada