joel david
Participativ@
Desde hace tiempo los campistas en general y los autocaravanistas en particular tenemos nuestra mirada puesta, con un toque de envidia y admiración, hacia el país vecino. Las razones son muchas pero se pueden englobar casi todas en una sola frase: es un país acogedor con el campismo. Sus áreas para autocaravanas, su respecto al derecho de aparcar y pernoctar, la multitud de oferta existente en camping, sus áreas de descanso equipadas en las autopistas tanto para caravanas como para autocaravanas, sus coquetos camping municipales son resultado todo ello de una política de promoción de nuestro tipo de turismo y que ha dado como resultado que, con mucha diferencia, sea el país más visitado por los campistas europeos.
Así durante el verano especialmente, es lo que tiene la climatología, campistas de toda Europa se dan cita en todos los rincones de su geografía atraídos, no sólo por los innumerables atractivos turísticos que el país ofrece sino también por la cálida acogida que a través de las múltiples facilidades que tanto las autoridades como la empresa privada ofrecen a los campistas. Puesto que yo viajo en autocaravana me vais a permitir que, para poder hablar con el fundamento de la experiencia, me centre en este elemento campista.
Hace ya varios años que tuvo lugar mi primer viaje en autocaravana a Francia, y desde el primer momento pude apreciar la enorme diferencia que existe, a la hora de viajar con una autocaravana, entre el país vecino y el nuestro. En lugar de prohibiciones y ambigüedad legal el autocaravanista se encuentra con carteles de bienvenida y áreas de pernocta. Estas áreas de pernocta se encuentran distribuidas por prácticamente todo el territorio, aunque es llamativa la ausencia de las mismas en las grandes ciudades, y suponen una solución muy efectiva para los problemas de aparcamiento, pernocta, vaciado y llenado.
En una ocasión tuve la suerte de poder charlar un rato con el presidente de la federación francesa de clubes campistas y preguntarle cual había sido el mecanismo de formación de estas áreas. La historia es, en principio bastante simple, y para entenderla correctamente hay que conocer algunos aspectos de la ley francesa. Pese a lo que pudiera parecer la ley francesa y la ley española no tienen apenas diferencias en lo que respecta a la legislación que afecta a las autocaravanas. Básicamente se basa en las leyes de tráfico, puesto que la autocaravana es un vehículo, especial pero vehículo, y por lo tanto está sujeto a los mismos derechos y obligaciones que el resto de vehículos de menos de 3500 Kg. que la categoría donde se engloba. La segunda ley que afecta a las autocaravanas es la ley de ordenamiento de tráfico local, en Francia, al igual que en España, los municipios tienen la competencia de ordenar el tráfico dentro de su termino municipal, así son los ayuntamientos los que deciden donde se puede aparcar y donde no , los que pueden prohibir el paso de determinados tipos de vehículos por determinadas zonas del municipio y los que, en definitiva, tienen el derecho y la obligación de hacer que el tráfico sea lo más seguro y fluido posible. La tercera ley es la de acampada y al igual que en España dispone la prohibición total de acampar en todo el territorio fuera de los sitios "especiales".
Al final de los años 60 una oleada de prejubilaciones producto de la política de privatizaciones del entonces gobierno francés dio lugar a un espectacular aumento de la ventas de autocaravanas. Empezó entonces, al igual que está ocurriendo ahora, una presión sobre los municipios costeros que vieron como sus paseos marítimos se llenaban de estos, hasta entonces, desconocidos tipo de turistas que planteaban nuevos "problemas" y necesidades para los cuales ningún municipio estaba preparado. La gran mayoría iniciaron entonces una política de prohibiciones y persecución creyendo que así mantendrían a raya lo que ellos consideraban una "desagradable invasión". Fue entonces cuando las asociaciones campistas, alertadas por las quejas de sus miembros y lideradas por la federación de clubes campistas, decidieron intervenir. Y lo hicieron con dos ópticas simultáneas, la constructiva y la legal. Bajo la óptica legal dejaron claro a los municipios que las políticas de prohibición no estaban amparadas por la ley y que por lo tanto les plantearían batalla legal en los tribunales correspondientes. Bajo la óptica constructiva mostraron la ideonidad a los ayuntamientos de regular la estancia de las autocaravanas en sus municipios, amparados bajo la ley de ordenación del tráfico local, los ayuntamientos tenían la posibilidad de crear una zona específica para el estacionamiento y pernocta de autocaravanas y limitarlo en las zonas que no creyesen adecuado. También se sugirió que en dichas áreas de estacionamiento dispusieran de los servicios básicos requeridos por los autocaravanistas: el llenado y vaciado.
Muchos ayuntamientos, con la eficaz presión legal o sin ella, comprendieron entonces el potencial del entonces naciente turismo en autocaravana y tras la creación de las áreas pudieron comprobar el constante y muy rotatorio flujo de turistas que, a través de sus compras y visitas, empezó a dejar un positivo saldo tanto económico como turístico en los municipios. Los municipios adyacentes tomaron nota de la formula y se inició un movimiento que, casi por propia inercia, llevó a la creación paulatina de las 3.240 áreas de servicio y/o pernocta que existen en la actualidad. Esta inercia hizo que la intervención de las asociaciones campistas se hiciese casi innecesaria o que como mucho consistiese en una labor de promoción e información.
En España, este es un camino que apenas hemos empezado a andar, la inhibición en este tema de la principal asociación de campistas: la FECC y la mayor dificultad de las leyes españolas para litigar contra una administración pública ha echo no sólo que apenas contemos con áreas de servicio para autocaravanas sino que la imagen de la sociedad frente a esta actividad particular y la campista en general sea negativa y tergiversada. Cansados de esta situación muchos usuarios de autocaravanas se han puesto en marcha para tratar de revertir esta realidad, creando asociaciones y plataforma desde las que tratar de luchar por los derechos de los autocaravanistas, que son los que, ahora mismo están más lesionados por las actuaciones tanto de los municipios como de las fuerzas del "orden". Sin embargo la reciente creación de muchas de ellas y la multitud de siglas hace que no se trace una política común de actuación y que se aborde el problema desde distintas ópticas y metodologías, algo que sin duda se irá subsanado con el paso del tiempo y con el aglutinamiento de todas ellas en una organización única y potente. Ya se están dando muchos pasos en este sentido y es de esperar que, una vez se superen las pirricas luchas de poder y "situación" dentro de la organización, pueda culminarse el proceso con una organización que actué de forma unificada. También la FECC da muestras de querer, por fin, tomar conciencia del problema y empezar a ejercer su peso en actuaciones dirigidas a mejorar esta situación.
Sin embargo creo que hay que fijarse en las señales de alarma que nos llegan desde el país vecino. En mi último viaje, durante este verano, he apreciado señales claras de que la situación empieza a revertirse. La consecuencia de una política tan "generosa" con los campistas es que la presencia de autocaravanas en territorio francés durante el estío sea masiva, las áreas de los municipios más "atractivos" están totalmente desbordadas, no disponen de las suficientes plazas para acoger a tanto viajero itinerante y ello ocasiona que los autocaravanistas, se aparquen donde buenamente puedan y se llenen de autocaravanas tanto los zonas colindantes al área como otro aparcamientos destinados, en principio, para otros usos. Algunos municipios, como el de chamonix, ya han tenido manifestaciones de su población en las calles reclamando la prohibición del acceso a las autocaravanas, y ya es habitual ver barras de galibo, destinadas a impedir la entrada de autocaravanas, no sólo en aparcamiento públicos sino también privados como los de los supermercados. Después de cambiar impresiones con varios autocaravanistas franceses estos me comentan la dificultad cada vez mayor que tiene para desarrollar su actividad y como han visto, en los últimos tiempos, aumentar de forma significativa tanto las prohibiciones de acceso como el rechazo de los habitantes de muchos lugares. Muchas áreas antes gratuitas exigen ahora un pago por la estancia y servicios o simplemente por los servicios.
La Federación francesa también es consciente del creciente problema y por ello ha llevado a cabo, junto a la administración y los representantes de los campings una nueva modalidad de "área de servicio" denominada stop-accueill. Estas zonas de pernocta están situadas en los propios campings y mediante el pago de una cantidad "moderada" que varia en función a la categoría del camping y que se sitúa entre 6 y 12 euros, permite la pernocta, y el vaciado/llenado. Con ello se pretende descongestionar a las áreas y aumentar las posibilidades del viajero. Para la creación de dichas áreas ha sido necesario el cambio de la ley de camping para permitir a los mismos proveer de una 10% de su capacidad total de este tipo de plazas sin que se viese afectada la capacidad total de plazas del camping.
España, por sus especiales condiciones climatológicas y por sus innumerables atractivos, puede llegar a convertirse con las infraestructuras adecuadas, en uno de los pases lideres en cuanto a turismo itinerante se refiere, pero puesto que el camino hacia la regulación y creación de estos servicios acaba apenas de empezar, debemos ampliar nuestra mirada no solo a la realidad actual, sino a la realidad futura y darnos cuenta que la simple creación de áreas no soluciona totalmente el problema y que solo con una actuación combinada de creación de áreas, adecuación de los campings a la realidad autocaravanista y otro tipo de actuaciones complementarias podemos, y debemos, dar una solución duradera al las necesidades del sector.
P.D perdón por el ladrillazo, pero hay cosas que necesitan una explicación detallada....
Así durante el verano especialmente, es lo que tiene la climatología, campistas de toda Europa se dan cita en todos los rincones de su geografía atraídos, no sólo por los innumerables atractivos turísticos que el país ofrece sino también por la cálida acogida que a través de las múltiples facilidades que tanto las autoridades como la empresa privada ofrecen a los campistas. Puesto que yo viajo en autocaravana me vais a permitir que, para poder hablar con el fundamento de la experiencia, me centre en este elemento campista.
Hace ya varios años que tuvo lugar mi primer viaje en autocaravana a Francia, y desde el primer momento pude apreciar la enorme diferencia que existe, a la hora de viajar con una autocaravana, entre el país vecino y el nuestro. En lugar de prohibiciones y ambigüedad legal el autocaravanista se encuentra con carteles de bienvenida y áreas de pernocta. Estas áreas de pernocta se encuentran distribuidas por prácticamente todo el territorio, aunque es llamativa la ausencia de las mismas en las grandes ciudades, y suponen una solución muy efectiva para los problemas de aparcamiento, pernocta, vaciado y llenado.
En una ocasión tuve la suerte de poder charlar un rato con el presidente de la federación francesa de clubes campistas y preguntarle cual había sido el mecanismo de formación de estas áreas. La historia es, en principio bastante simple, y para entenderla correctamente hay que conocer algunos aspectos de la ley francesa. Pese a lo que pudiera parecer la ley francesa y la ley española no tienen apenas diferencias en lo que respecta a la legislación que afecta a las autocaravanas. Básicamente se basa en las leyes de tráfico, puesto que la autocaravana es un vehículo, especial pero vehículo, y por lo tanto está sujeto a los mismos derechos y obligaciones que el resto de vehículos de menos de 3500 Kg. que la categoría donde se engloba. La segunda ley que afecta a las autocaravanas es la ley de ordenamiento de tráfico local, en Francia, al igual que en España, los municipios tienen la competencia de ordenar el tráfico dentro de su termino municipal, así son los ayuntamientos los que deciden donde se puede aparcar y donde no , los que pueden prohibir el paso de determinados tipos de vehículos por determinadas zonas del municipio y los que, en definitiva, tienen el derecho y la obligación de hacer que el tráfico sea lo más seguro y fluido posible. La tercera ley es la de acampada y al igual que en España dispone la prohibición total de acampar en todo el territorio fuera de los sitios "especiales".
Al final de los años 60 una oleada de prejubilaciones producto de la política de privatizaciones del entonces gobierno francés dio lugar a un espectacular aumento de la ventas de autocaravanas. Empezó entonces, al igual que está ocurriendo ahora, una presión sobre los municipios costeros que vieron como sus paseos marítimos se llenaban de estos, hasta entonces, desconocidos tipo de turistas que planteaban nuevos "problemas" y necesidades para los cuales ningún municipio estaba preparado. La gran mayoría iniciaron entonces una política de prohibiciones y persecución creyendo que así mantendrían a raya lo que ellos consideraban una "desagradable invasión". Fue entonces cuando las asociaciones campistas, alertadas por las quejas de sus miembros y lideradas por la federación de clubes campistas, decidieron intervenir. Y lo hicieron con dos ópticas simultáneas, la constructiva y la legal. Bajo la óptica legal dejaron claro a los municipios que las políticas de prohibición no estaban amparadas por la ley y que por lo tanto les plantearían batalla legal en los tribunales correspondientes. Bajo la óptica constructiva mostraron la ideonidad a los ayuntamientos de regular la estancia de las autocaravanas en sus municipios, amparados bajo la ley de ordenación del tráfico local, los ayuntamientos tenían la posibilidad de crear una zona específica para el estacionamiento y pernocta de autocaravanas y limitarlo en las zonas que no creyesen adecuado. También se sugirió que en dichas áreas de estacionamiento dispusieran de los servicios básicos requeridos por los autocaravanistas: el llenado y vaciado.
Muchos ayuntamientos, con la eficaz presión legal o sin ella, comprendieron entonces el potencial del entonces naciente turismo en autocaravana y tras la creación de las áreas pudieron comprobar el constante y muy rotatorio flujo de turistas que, a través de sus compras y visitas, empezó a dejar un positivo saldo tanto económico como turístico en los municipios. Los municipios adyacentes tomaron nota de la formula y se inició un movimiento que, casi por propia inercia, llevó a la creación paulatina de las 3.240 áreas de servicio y/o pernocta que existen en la actualidad. Esta inercia hizo que la intervención de las asociaciones campistas se hiciese casi innecesaria o que como mucho consistiese en una labor de promoción e información.
En España, este es un camino que apenas hemos empezado a andar, la inhibición en este tema de la principal asociación de campistas: la FECC y la mayor dificultad de las leyes españolas para litigar contra una administración pública ha echo no sólo que apenas contemos con áreas de servicio para autocaravanas sino que la imagen de la sociedad frente a esta actividad particular y la campista en general sea negativa y tergiversada. Cansados de esta situación muchos usuarios de autocaravanas se han puesto en marcha para tratar de revertir esta realidad, creando asociaciones y plataforma desde las que tratar de luchar por los derechos de los autocaravanistas, que son los que, ahora mismo están más lesionados por las actuaciones tanto de los municipios como de las fuerzas del "orden". Sin embargo la reciente creación de muchas de ellas y la multitud de siglas hace que no se trace una política común de actuación y que se aborde el problema desde distintas ópticas y metodologías, algo que sin duda se irá subsanado con el paso del tiempo y con el aglutinamiento de todas ellas en una organización única y potente. Ya se están dando muchos pasos en este sentido y es de esperar que, una vez se superen las pirricas luchas de poder y "situación" dentro de la organización, pueda culminarse el proceso con una organización que actué de forma unificada. También la FECC da muestras de querer, por fin, tomar conciencia del problema y empezar a ejercer su peso en actuaciones dirigidas a mejorar esta situación.
Sin embargo creo que hay que fijarse en las señales de alarma que nos llegan desde el país vecino. En mi último viaje, durante este verano, he apreciado señales claras de que la situación empieza a revertirse. La consecuencia de una política tan "generosa" con los campistas es que la presencia de autocaravanas en territorio francés durante el estío sea masiva, las áreas de los municipios más "atractivos" están totalmente desbordadas, no disponen de las suficientes plazas para acoger a tanto viajero itinerante y ello ocasiona que los autocaravanistas, se aparquen donde buenamente puedan y se llenen de autocaravanas tanto los zonas colindantes al área como otro aparcamientos destinados, en principio, para otros usos. Algunos municipios, como el de chamonix, ya han tenido manifestaciones de su población en las calles reclamando la prohibición del acceso a las autocaravanas, y ya es habitual ver barras de galibo, destinadas a impedir la entrada de autocaravanas, no sólo en aparcamiento públicos sino también privados como los de los supermercados. Después de cambiar impresiones con varios autocaravanistas franceses estos me comentan la dificultad cada vez mayor que tiene para desarrollar su actividad y como han visto, en los últimos tiempos, aumentar de forma significativa tanto las prohibiciones de acceso como el rechazo de los habitantes de muchos lugares. Muchas áreas antes gratuitas exigen ahora un pago por la estancia y servicios o simplemente por los servicios.
La Federación francesa también es consciente del creciente problema y por ello ha llevado a cabo, junto a la administración y los representantes de los campings una nueva modalidad de "área de servicio" denominada stop-accueill. Estas zonas de pernocta están situadas en los propios campings y mediante el pago de una cantidad "moderada" que varia en función a la categoría del camping y que se sitúa entre 6 y 12 euros, permite la pernocta, y el vaciado/llenado. Con ello se pretende descongestionar a las áreas y aumentar las posibilidades del viajero. Para la creación de dichas áreas ha sido necesario el cambio de la ley de camping para permitir a los mismos proveer de una 10% de su capacidad total de este tipo de plazas sin que se viese afectada la capacidad total de plazas del camping.
España, por sus especiales condiciones climatológicas y por sus innumerables atractivos, puede llegar a convertirse con las infraestructuras adecuadas, en uno de los pases lideres en cuanto a turismo itinerante se refiere, pero puesto que el camino hacia la regulación y creación de estos servicios acaba apenas de empezar, debemos ampliar nuestra mirada no solo a la realidad actual, sino a la realidad futura y darnos cuenta que la simple creación de áreas no soluciona totalmente el problema y que solo con una actuación combinada de creación de áreas, adecuación de los campings a la realidad autocaravanista y otro tipo de actuaciones complementarias podemos, y debemos, dar una solución duradera al las necesidades del sector.
P.D perdón por el ladrillazo, pero hay cosas que necesitan una explicación detallada....