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Los usuarios de furgonetas y autocaravanas se concentran durante este fin de semana en Somo para protestar por los gálibos colocados en los párkings.
Este fin de semana, decenas de usuarios de furgonetas y autocaravanas se concentran en Somo para protestar por los gálibos que el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar ha colocado en los aparcamientos de la playa e impiden la entrada de vehículos de más de dos metros de altura. Los jóvenes de la 'quedada' se reunían ayer para recordar que ellos tienen los mismos derechos a dejar sus vehículos en un párking que los usuarios de los turismos pero ayer se las apañaban para encontrar sitio en cualquier calle.
Bárbara Silva argumentaba que «el Ayuntamiento tiene a su disposición toda una serie de herramientas jurídicas para multar a quien aparque más de 48 horas, a quienes tiren basura al suelo o saque la mesa y acampe, tenga una autocaravana, un coche o una furgoneta. Pero vetar la entrada a un aparcamiento no es la solución. Si tenemos que pagar, pagamos. Pero lo hacemos todos. Los que tienen coche también». Rebatiendo cada uno de los argumentos que les han dado en el Consistorio, dejaban claro que «nosotros no tiramos basura al suelo porque tenemos cubos en las 'furgos' o en las autocaravanas; no orinamos en la calle porque tenemos baños dentro; consumimos en los bares, en los restaurantes, en los supermercados ».
Unai Gabirondo y Sara Dos Santos llegaron ayer a Somo en una 'Camper gran volumen' desde Guipúzcoa para protestar contra la medida adoptada por el Ayuntamiento. «El turismo no tiene que ser siempre capitalista ni hacer ganar dinero a quienes ellos quieren, es decir a los comercios y los cámpings. Nosotros nos gastamos el dinero donde queremos», decían ayer para recordar que una autocaravana cuesta cerca de 50.000 euros y que quien tiene una «no es precisamente una persona sin pasta».
Michael Klaar es otro de los afectados ya que, además de tener una autocaravana, su trabajo consiste en importarlas. «Las barreras son discriminatorias porque pagamos los mismos impuestos que los que tienen un turismo. ¿Por qué no podemos aparcar aquí? Tenemos el mismo derecho». Por su parte, Eva García, también de Loredo, se dirigía a quien dicen que los que tienen una autocaravana dejan todo lleno de basura. «El comportamiento va con la persona, no con el vehículo que conduzca». Este grupo de jóvenes iba más allá y se preguntaba qué pasaría si tuviera que entrar en el aparcamiento una ambulancia o el camión de los bomberos.
fuente: El Diario Montañés: El diario de Cantabria y Santander
Este fin de semana, decenas de usuarios de furgonetas y autocaravanas se concentran en Somo para protestar por los gálibos que el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar ha colocado en los aparcamientos de la playa e impiden la entrada de vehículos de más de dos metros de altura. Los jóvenes de la 'quedada' se reunían ayer para recordar que ellos tienen los mismos derechos a dejar sus vehículos en un párking que los usuarios de los turismos pero ayer se las apañaban para encontrar sitio en cualquier calle.
Bárbara Silva argumentaba que «el Ayuntamiento tiene a su disposición toda una serie de herramientas jurídicas para multar a quien aparque más de 48 horas, a quienes tiren basura al suelo o saque la mesa y acampe, tenga una autocaravana, un coche o una furgoneta. Pero vetar la entrada a un aparcamiento no es la solución. Si tenemos que pagar, pagamos. Pero lo hacemos todos. Los que tienen coche también». Rebatiendo cada uno de los argumentos que les han dado en el Consistorio, dejaban claro que «nosotros no tiramos basura al suelo porque tenemos cubos en las 'furgos' o en las autocaravanas; no orinamos en la calle porque tenemos baños dentro; consumimos en los bares, en los restaurantes, en los supermercados ».
Unai Gabirondo y Sara Dos Santos llegaron ayer a Somo en una 'Camper gran volumen' desde Guipúzcoa para protestar contra la medida adoptada por el Ayuntamiento. «El turismo no tiene que ser siempre capitalista ni hacer ganar dinero a quienes ellos quieren, es decir a los comercios y los cámpings. Nosotros nos gastamos el dinero donde queremos», decían ayer para recordar que una autocaravana cuesta cerca de 50.000 euros y que quien tiene una «no es precisamente una persona sin pasta».
Michael Klaar es otro de los afectados ya que, además de tener una autocaravana, su trabajo consiste en importarlas. «Las barreras son discriminatorias porque pagamos los mismos impuestos que los que tienen un turismo. ¿Por qué no podemos aparcar aquí? Tenemos el mismo derecho». Por su parte, Eva García, también de Loredo, se dirigía a quien dicen que los que tienen una autocaravana dejan todo lleno de basura. «El comportamiento va con la persona, no con el vehículo que conduzca». Este grupo de jóvenes iba más allá y se preguntaba qué pasaría si tuviera que entrar en el aparcamiento una ambulancia o el camión de los bomberos.
fuente: El Diario Montañés: El diario de Cantabria y Santander