Bueno, pues ya estamos en casa después de hacerle casi 1000 kilómetros a la Pelotilla. Lástima que desde ayer el tiempo no ha acompañado demasiado, pero hemos visto zonas que no conocíamos de Francia, muy bonitas. La primera noche la pasamos en una área privada cerca de la frontera, pero ya en Francia, concretamente en Maureillas-Las-Illas. Llegamos antes de las 11 de la noche, o sea que básicamente cenamos algo rápido y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, por la mañana, visitamos Céret (nos encantó) y pusimos rumbo a nuestro destino, aconsejados por Tito, Cordes Sur Ciel. El GPS nos envió por la autopista y se nos hizo bastante largo, aunque en teoría eran solo 312 kilómetros. Quizás porque durante todo el trayecto soplaba un viento bastante molesto y porque paramos varias veces: a comer, a hacer pipí, a cambiar de conductor, a volver a cambiar de conductor... Llegamos al parking hacia las 5 de la tarde. Una vez instalados, como había que pagar 6 euros y la máquina sólo funcionaba con monedas, subimos hasta el pueblo para hacer una pequeña compra y cambiar el billete por monedas. Por un momento empezamos a subir por la calle principal, pero era algo tarde y estaba todo cerrado, por lo que decidimos dejarlo para el día siguiente.
Me parece que ya lo he dicho, pero de todas formas me repito: nos encantó la visita. Muy, muy recomendable.
De Cordes sur Ciel nos fuimos a Albi. El área que están montando es espectacular, aunque algo alejada del centro (ese día nos dimos un buen pateo). Cuando llegamos a la catedral había un trenecito turístico a punto de salir, y decidimos cogerlo para ver lo más importante de la ciudad. A mitad del trayecto ya nos hubiéramos bajado, se nos hizo excesivamente largo. Aunque nos sirvió para ver que, muy cerca de la catedral, había unas cuantas ACs en un parking (no sabemos si de pago o no).
De Albi nos desplazamos a Castres. Allí no tenía muy claro donde podíamos dormir. En teoría había un parking bastante cercano al centro, pero el último comentario en Park4night avisaba de un robo y nos dio mal rollo. Estuvimos dando vueltas con la autocaravana, y al final decidimos ir a un parking al lado de un camping, que tenía buenos comentarios. La zona era preciosa, al lado de un campo de golf y un parque muy bonito, pero no había ninguna auto más. Un señor mayor nos dijo que no había problema, que la policía pasaba varias veces por la noche, y nos quedamos. Pero ese día se le olvidó pasar a la patrulla. A las 6 de la mañana nos despertó una música a todo volumen. Había llegado un coche con 6 o 7 personas y estaban haciendo botellón a 100 metros de la auto. Xavier se levantó y se quedó vigilando por la ventana. En un momento dado una pareja se acercó a la AC y él abrió la puerta y les dijo que qué querían. Al parecer querían fuego. Les regaló un mechero que teníamos por casualidad y después de hacernos algunas preguntas sobre de donde éramos se fueron. A las 7 se fueron todos y nos volvimos a dormir hasta las 10... Era sábado, y queríamos visitar Castres, aunque yo no tenía muchas referencias. Aparcamos en el parking cercano al centro donde no nos habíamos atrevido a dormir, y desde allí fuimos paseando hasta el centro histórico. Decir que Castres no nos entusiasmó demasiado. Aparte de las casas junto al río y el Museo Goya, poca cosa más vimos interesante, así que hacia las 12.30 ya estábamos camino de Minerve, eso sí, por carreteras secundarias (creo que el gps nos llevó de visita turística por la región).
Minerve es otro de esos pueblos que merece una visita. Tiene un parking de pago, pero es gratuito de 18:00 a 6:00h, y después solo cuesta 4€ todo el día, aunque la zona de autos tiene mucho a mejorar... Pero el pueblo y el entorno es precioso.
Y el día siguiente, domingo, como amaneció lloviendo decidimos ir tirando para casita. Hicimos parada en Leucate, que nos traía muy buenos recuerdos, y esta tarde hemos llegado sin colas ni ningún contratiempo importante.
Cuando descargue las fotos al ordenador os pongo algunas (si habéis leido hasta el final, que menudo tocho me ha salido).