Pues hoy estoy de "quiero"... y os haré una pegunta retórica porque imagino la respuesta: ¿Alguno de vosotros habéis tenido un incidente en marcha en que el remolque os hiciese la tijera? Pues yo sí lo he tenido. Y lo cuento:
Mi coche era un R-12, por lo tanto un "todo adelante" en contraste con lo que hasta la fecha había, que eran "todo atrás". Además de una pequeña caravana, tenía un carro. Por razones que no vienen a cuento, me responsabilicé de la edición, producción y dirección de una revista mensual que dejé de hacerla en una imprenta de Madrid, para hacerla en la imprenta del periódico donde colaboraba, ya que las modificaciones eran drásticas y me resultaba más cómodo hacerlo en Ourense. Cuando ya tuve la primera edición lista para ser puesta en la estafeta de correos me encontré con el inconveniente de que en Ourense no le darían salida a tal volumen de sobres, además de que el convenio estaba suscrito con Madrid... así que, de inmediato, decidí que cargaría todos los sobres con las revistas en el carro y en el R-12 y viajaría toda la noche para depositar la edición en Cibeles, que era donde estaba la D. Gral. de Correos. En el carro cargue hasta donde pude, y lo que no pude lo cargué en el R-12 una vez que le retiré los asientos traseros. Estoy hablando de unas 8.000 revistas en sobres direccionados...
Arranqué y sin mayores problemas llegué, cuando estaba amaneciendo, a Adanero, y cuando me disponía a bajar una zona antes de llegar a S. Rafael, quise poner la radio y el remolque me pegó un trallazo inesperado, y empecé a cruzarme de un lado al otro de la autopista rozando las barreras hasta que, afortunadamente, logré controlar o simplemente, el coche acabó frenando. ¡Pánico! Eso fue lo que sentí. Cuando me serené, volví a arrancar con mucho tiento porque me flotaba la dirección. Posiblemente la carga del coche se habría movido hacia atrás... aunque estaba todo en su sitio; y la carga del carro, igual. Me costó lo indecible llegar a Cibeles, y cierto es que llegué, descargué, y regresé a casa... y aprendí que no se puede tentar al Diablo, que toda precaución es poca. Nunca más he vuelto a tener este tipo de incidencias remolcando caravanas, ni carros, ni carros/tienda... y no le deseo a nadie que tenga que pasar por ella.