Muchas gracias a todos, especialmente a cormoran.
Ya sabéis que tenéis mi casa abierta para lo que os haga falta; (excepto el sexo, que ya es un poco tarde: me falta poco para los 80)
No sólo perdí a mi marido, sino mi amigo, mi compañero, muy buen padre para nuestros tres hijos, un montañero y un campista de primera (sin desmerecer a todos los montañeros y campistas). Fueron 48 años de vida juntos.
Él me salvó la vida cuando me caí en el Pirineo rodando montaña abajo, y no había cobertura telefónica. Ahora no sabría ir por la montaña sola, y menos aún a mi edad.
Posiblemente tampoco voy a usar la caravana, a no ser que encuentre un camping de montaña muy bonito, agradable y cómodo, donde convertirme en "cebolleta".
Me queda el consuelo de que durante los dos últimos años y medio, desde que le operaron del tumor de colon y le trataron con quimioterapia (a la que, según la oncóloga el cáncer se volvió resistente) últimamente estaba con un tratamiento que no curaba, sino que intentaban cronificar la enfermedad. pues en todo este tiempo no tuvo dolores, vómitos ni diarreas, y murió plácidamente, en casa, con el cariño de toda la familia.
Se acabó la lucha, las visitas médicas a can Ruti de Badalona y al KHUAB de Barcelona, a los cuales estoy muy agradecida pues se portaron muy bien dentro de sus limitaciones y a pesar del coronavirus.
Un abrazo muy fuerte.